HAIYUN~
18 años
Seguimos caminando en absoluto silencio. Sabía que llegar a la puerta al final del callejón sería complicado, y el hecho de que el candado en la puerta principal nos obligara a buscar la llave en una bodega distante aumentaba nuestra desesperación. La ansiedad se reflejaba en cada rostro. Todos compartíamos la misma pregunta: “¿Qué hacemos ahora?” Poco a poco, la calma se desvaneció y la desesperación comenzó a apoderarse de nosotros.
—No, no, ¿y ahora qué hacemos?
—¡Nos van a encontrar!
—¡Vamos a morir aquí!
Sus gritos de pánico nublaban mi pensamiento. Estábamos desesperados, pero debíamos encontrar una solución, sin importar qué.
—¡Silencio! Vamos a encontrar una manera, solo hay que calmarnos —ordenó Suri.
Miré hacia el suelo y vi un trozo de ladrillo. Una idea surgió en mi mente. Lo tomé y comencé a golpear el candado con él.
—¿Qué estás haciendo? ¡Los vas a atraer! —protestaron mis compañeros, pero no podía detenerme. Solo quería escapar y mantenernos a salvo. Continué golpeando el candado con todas mis fuerzas, ignorando las objeciones.
—¡Hago lo que puedo, sí!? —respondí angustiada. Mis esperanzas aumentaron cuando el candado comenzó a soltarse con cada golpe. Finalmente, cayó al suelo. Lo había logrado, a pesar de las heridas en mis manos.
Rápidamente, todos salimos del callejón, pero noté que Azumi y Chuzui se quedaban atrás. Me acerqué para averiguar qué pasaba y vi que Chuzui tenía un aspecto extraño.
—¿Qué te pasa, Chuzui? —preguntó Azumi preocupada.
—Me siento un poco mareada, es todo —respondió Chuzui. La preocupación de Azumi era evidente, pero me intrigaba algo más. Salimos del callejón y llegamos a la cafetería de la escuela, que afortunadamente estaba vacía.
De repente, un grito fuerte nos paralizó. Fuimos a ver qué ocurría y lo que encontramos nos dejó estupefactos.
—No puede ser —musité para mí misma. Chuzui estaba atacando a Hikiung, su mejor amiga, que yacía en un charco de sangre. Chuzui la devoraba con una frenesí aterradora. ¿Era ella una de ellos? Su aspecto extraño tenía sentido ahora. El miedo se apoderó de nosotros. Chuzui levantó la vista, su mirada tan aterradora como la de la chica que atacó al profesor. Me alejé unos pasos mientras todos gritaban desesperados al ver cómo Chuzui se acercaba. Nos apresuramos a escapar, pero Hayeonk, quedó paralizada al ver la escena. Cuando Chuzui se lanzó sobre ella, Juwon tomó un tubo de metal y golpeó a Chuzui, alejándola de Hayeonk.
—¿¡Qué están haciendo aquí!? ¡Tenemos que irnos rápido! —exclamó Juwon.
—¿La vamos a dejar aquí? —cuestioné.
—¿No ves cómo están actuando? No podemos hacer nada. Si queremos vivir, debemos dejarla —respondió Juwon.
No quería abandonar a chuzui o a hikiung, pero Juwon tenía razón. Corrimos hacia las aulas del segundo piso, las más cercanas. Mientras subíamos las escaleras, Chuzui y las demás chicas infectadas nos alcanzaron. Juwon y yo quedamos atrás. Chuzui se abalanzó sobre Juwon, que forcejeaba para evitar ser mordido. Hikiung también se dirigió hacia mí. Con un reflejo de defensa, le di una patada hacia atrás, aplicando la técnica de taekwondo que aprendí en clase. Hikiung cayó por las escaleras, y Juwon también pateó a Chuzui, alejándola de él.
—Tienes que irte. Me encargaré de esto —dijo Juwon mientras se levantaba.
—¡Estás loco! No voy a dejarte aquí.
—No te preocupes, estaré bien. Ve con los demás —respondió con una sonrisa. No podía creer que pudiera sonreír en un momento así. La tristeza me invadió y me esforzaba por mantenerme firme.
—Por favor, no intentes hacerte el héroe —dije con voz quebradiza.
—Ja, siempre soy el héroe —alegó, y solté una pequeña sonrisa. Las chicas infectadas se acercaron nuevamente. Juwon me empujó hacia los otros, instándome a que corriera. No tenía otra opción, así que corrí hasta alcanzar a los demás.
—¿Dónde está Juwon? —preguntó Daiki al verme llegar.
Me quedé en silencio, ignorando su pregunta. Su rostro reveló que ya sabía que algo estaba mal.
Finalmente llegamos a las aulas del segundo piso, esperando encontrar un respiro después de subir las escaleras sin parar, sabiendo que las chicas infectadas estaban detrás de nosotros. Pero nuestras esperanzas se desmoronaron cuando vimos que el pasillo estaba lleno de los que antes eran estudiantes normales, ahora con un insaciable deseo de devorar carne humana. El pánico volvió a apoderarse de nosotros. Mis manos temblaban y mis piernas estaban paralizadas. No prestaba atención a las palabras de mis compañeros, pero sentía el miedo en el aire.
—¡Entremos aquí! —gritó Hayeonk mientras abría la puerta del salón más cercano. Sentí a alguien tomarme del brazo; era Azumi, quien me sacó de mi trance. Entramos al salón, que estaba vacío. Algunos compañeros bloquearon la puerta para sentirnos un poco más seguros. Recuperamos el aliento, pero mi mente seguía procesando las perturbadoras experiencias de ese día. No podía dejar de pensar en Juwon. La culpa por no haber evitado que se quedara atrás me consumía. El ambiente en el aula era tenso y el silencio abrumador. El miedo se sentía en el aire.
—Esto... —habló Suri con un tono apagado, rompiendo el profundo silencio—. ¿Acaso es real? ¿Hay zombies en la escuela?
Era una pregunta obvia. Según las series y películas que había visto sobre este tema, los zombies eran caníbales, carentes de conciencia, con un fuerte impulso de comer carne. Aunque se movían torpemente, eran peligrosos y atacaban a los humanos vivos. Todo coincidía con lo que estábamos viviendo. Las palabras se habían hecho realidad, y me preguntaba qué otras ideas absurdas podrían volverse verdaderas en el futuro. Antes de que alguien pudiera responder a Suri, un estruendo proveniente del gabinete llamó nuestra atención. Todos nos levantamos, llenos de temor por lo que podría estar provocando ese ruido. Yoshijo y Yeong fueron los únicos con suficiente valor para acercarse lentamente y en silencio para investigar.
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Algo Más Que Zombies
TerrorEn el instituto silverlake un apocalipsis zombi desata el caos, convirtiendo la escuela en un campo de batalla donde cada estudiante lucha por sobrevivir. Sin embargo, para cuatro chicas, los zombis no son el único ni el peor de sus problemas. Unido...