06-El club 68

158 16 0
                                    

Ya estábamos todos sentados en unos cuantos sillones que habían por ahí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya estábamos todos sentados en unos cuantos sillones que habían por ahí. De repente, vi llegar a Camilo y Martín.

- ¿Qué hubo? -Saludó Camilo, sentándose en la mesa con nosotros.

- ¿En qué andan? - Miró Salcedo a Eva, con curiosidad.

- Hmm, ¿cómo les fue? ¿Qué tal la peli? - Preguntó Eva, exhalando el humo del cigarillo.

- Pues... - Comenzó a responder Camilo, pero Salcedo lo interrumpió.

- Buena, ¿y ustedes?

- Nada, aquí enseñándole a estos muchachos los placeres de la vida - Habló Eva, sonriendo con picardía, mientras daba una calada a su cigarillo.

De la nada, antes de que alguien más pudiera hablar, escuchamos un grito

- ¡Granados!

- Yo sabía que era acá que me iba a encontrar a este petardo. - Habló entrando el man ese que empujo a Camilo en el partido de fútbol.

- ¿Qué pasa, Quiñones?

- Sano, Salcedo, sano que esto no es con usted hermano. - hizo una pausa y miró a Camilo - Esto es con este bobo.

- ¿Que? - le dijo Camilo mientras lo miraba y levantaba la cabeza

- Estaba pensaba. ¿Para qué no vamos a poner a esperar para solucionar las cosas entre usted y yo? Si es que como dice mi vieja "No hay dejar para mañana lo que se puede hacer hoy". ¿Si o qué?

- ¿Qué está pasando con usted hermano? - interrumpió Eva la pelea que estaba por empezar- ¿Mmm? ¿Tiene muchos problemas en su casa que tiene que venir a buscar pelea en cualquier parte o que? - dijo mientras se paraba del sillón - No me diga que es un Jim Stark

- ¿Un qué?

- Un Jim Stark, el protagonista de Rebelde sin causa - yo miré interesada la conversación desde desde el sillón - ¿No se han visto esa película? - Eva volteó a mirar a todos - ¿No?

Hubo silencio por un segundo hasta que Eva continuó hablando

- Pues les cuento. Es sobre un man que tiene problemas con sus papás y que se la pasa metiéndose en líos. Tiene el alma tan envenenada que un día termina siendo el culpable de la muerte de uno de sus amigos. - dijo Eva señalando al grupo de Quiñones ante lo último - es una historia que le puede pasar a cualquiera. Incluso a usted.

Eva señaló a Quiñones y lo miraba fijamente

- Mejor vaya y arregle sus problemas personales antes de que termine cagándola en serio. Piénselo. Le conviene. - lo último lo dijo con una sonrisa para luego poner el cigarrillo en su boca

Quiñones la miró por unos segundos y luego miró a Camilo y a Martín para luego voltearse e irse del lugar con sus grupito

- ¿Qué? ¿Cómo me vieron, mmm? - dijo Eva mirando a los muchachos- Los buenos libros y las buenas películas siempre ayudan a arreglar este tipo de problemas. ¿No sé leyeron Lisístrata?

- No, la verdad es que yo no

- No, tampoco - respondió Camilo

- ¿No?

- ¿Lisis que? - preguntó Pabón confundido como el resto

- Lisístrata. Es una comida griega donde las mujeres cruzándose de piernas evitan una guerra.

- Así no resuelven los problemas los hombres. Ahora Quiñones debe estar pensando que nos escondemos detrás de los cuentos baratos de una niña tonta para no responderle.

- Salcedo usted si es mucho desagradecido, ¿acaso no se da cuenta de que lo que hizo Eva por Camilo fue por el bien de él? ¿O es que usted es tan agüevado que ni de eso se da cuenta? - le hable emputada a Salcedo - y deje ese cuento de que la única forma en la que los hombres pueden resolver las cosas son a los puños. No sea bobo.

- A ver Andrea, a usted nadie le dijo que se metiera entonces cállese, si? Háganos ese tremendo favor.

- Oe hermano, a ella déjela sana. Además Andrea tiene la razón, no hay necesidad de solucionarlo siempre a los puños. Simplemente agradezca que Eva nos ayudó y ya. Deje de ser necio.

En el momento en el que Álvaro salió a defenderme no pude evitar sonreír como una niña chiquita, mi hermano al notarlo me miró mal. Por otro lado Álvaro estaba recibiendo una mirada de odio por parte de Martín.

- Vea Salcedo, lo de niña tonta lo hablamos después. Pero qué pereza pelear si la estamos pasando bien.

- Pero si el hombre se metió con Granados

- Fresco, fresco, hermano, que después yo le meto mano a ese huevón, a mi no me va a ver la cara. Igual yo hace rato que le tengo ganas.

¡𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 𝙑𝙀𝙕! | 𝘼𝙇𝙑𝘼𝙍𝙊 𝘾𝘼𝙎𝙏𝙍𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora