08-Sombra Del Primer Amor

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En la mañana cuando me levanté y bajé a desayunar, cómo de costumbre, no había nadie, mis papás estaban trabajando y mi hermano ya se había ido

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En la mañana cuando me levanté y bajé a desayunar, cómo de costumbre, no había nadie, mis papás estaban trabajando y mi hermano ya se había ido. Así que lo único que vi en la mesa fue la comida que mi hermano siempre me solía preparar antes de él irse.

Tomás y yo crecimos en una casa donde nuestros padres casi nunca estaban presentes. Nuestro padre, un ingeniero exitoso, siempre estaba viajando por trabajo, y nuestra madre, secretaria de un banco, trabajaba largas horas. A pesar de la ausencia de nuestros padres, Tomás siempre se esforzó por protegerme y cuidarme.

Comí mi desayuno y salí de la casa para caminar al colegio. No vivía cerca pero tampoco vivía muy lejos.

- Bueno muchachos, en vista de que por disposición del Ministerio de Educación vamos a seguir teniendo más niñas en el colegio, a nuestra rectora le pareció una gran idea incluir una vocacional para señoritas

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- Bueno muchachos, en vista de que por disposición del Ministerio de Educación vamos a seguir teniendo más niñas en el colegio, a nuestra rectora le pareció una gran idea incluir una vocacional para señoritas. - habló la profe Estella y nos miró a Eva y a mí - Así que, Eva, Andrea... la buena noticia es que vamos a abrir bordado para ustedes. - cuando la profe dejó de hablar Eva y yo nos miramos

- Mmm, pero ¿cómo así, solo para nosotras?

- O sea, ¿ustedes nos van a dejar solas en esa clase. - después de decir eso, me levanté junto a Eva y miramos a todos los muchachos del salón

- Es verdad, a ver. ¿Algún caballerito quiere inscribirse también en bordado m?

- ¿En serio, profe? - dijo Salcedo mientras reía

Todos los muchachos de la clase se miraron entre ellos, y el primero en levantar la mano fue Camilo. Después de él varios levantaron las manos, incluido Álvaro, quien me miraba y al notar que me miraba le guiñé un ojo y le regalé una sonrisa de boca cerrada, sonrisa que fue correspondida.

La profe Estella sonrió al notar que varios chicos levantaron la mano, incluso los muchachos que se sentaban detrás mío, que tenían una pinta de malandros.

La profe Estella sonrió al notar que varios chicos levantaron la mano, incluso los muchachos que se sentaban detrás mío, que tenían una pinta de malandros

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¡𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙄𝙈𝙀𝙍𝘼 𝙑𝙀𝙕! | 𝘼𝙇𝙑𝘼𝙍𝙊 𝘾𝘼𝙎𝙏𝙍𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora