I'm The Drama [𝐖𝐈𝐍𝐑𝐈𝐍𝐀]

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Minjeong salió del trabajo a eso de las siete de la tarde. Se despidió del señor Yoo y bajó al estacionamiento para volver en el Audi que Karina le había dado. Envío un mensaje a la menor y se sorprendió un poco al notar que no le respondía, pero decidió no esperar y darse prisa para llegar a casa, la imagen de Karina con aquella lencería no salió de su cabeza en todo el jodido día, la necesitaba demasiado.

Aún no se acostumbraba a esta vida aunque fingiera que sí. Manejar un auto de este calibre, llevar ropa tan cara y estacionar en el subsuelo de un edificio tan lujoso. Era una vida de rico, una vida que nunca pensó tener y que la abrumaba un poco, pero todo se relajaba cuando veía los ojos de aquella muchacha que la esperaba en el departamento, en ese instante no le importaba nada ni sobrepensaba, toda su atención se centraba única y exclusivamente en ella.

—¿Rina? —gritó saliendo del ascensor, dejando su bolso en el perchero antes de encarar las escaleras—. ¿Amor, estás en la habitación?

Caminó hacia allí y abrió lentamente, se sorprendió al ver a Karina recostada de lado con la misma lencería pero completamente dormida. Su boca estaba ligeramente abierta y de ella se escapaban ronquidos muy suaves, su cabello estaba esparcido por la almohada y sus manos sostenían las sábanas que solo cubrían la mitad de su cuerpo, dejando su espalda, trasero y una pierna fuera. Minjeong se relamió los labios al verla así pero se contuvo y atinó a acercarse para arroparla bien, sin embargo a mitad de camino algo captó su atención... Un dildo grande de color piel, diferente al que usó la primera vez con ella, pues este iba amarrado a un arnés. Estaba colocado sobre la mesa de noche junto con un lubricante y Winter no tuvo que pensar demasiado para entender que esa era la "sorpresa" de Karina que cambiaría sus planes.

"¿Así que pensabas cogerme con eso eh? Pues creo que ahora serán tus planes los que cambiarán, bebé." Pensó con una sonrisa perversa.

Se desnudó dejando la ropa en el armario y su ropa interior por el suelo. Tiró su cabello hacia atrás y tomó el arnés, colocándoselo con cuidado y de forma firme.
Aprovechó la posición de Jimin para acomodarse en su espalda, tomando su cintura y acercando el enorme objeto de plástica hasta rozarlo entre sus piernas, desde la línea de su trasero hasta su entrepierna.

—A-Ah... —gimió en sueños, removiendose y acercándose a la sensación de forma inconsciente.

—Despierta, baby.. —La voz sensual en su oído hizo que la pelinegra apretara más las sábanas—. Mommy está aquí.

—¿M-Minjeong? —murmuró sin aliento, abriendo los ojos y mirando sobre su hombro, entendiendo rápidamente lo que sucedía y gimiendo en queja mientras intentaba alejarse—. No, no es justo, se supone que yo debía usar eso.

La mayor la retuvo entre sus brazos y la jaló más cerca, haciendo que el dildo apretara contra sus bragas y se frota a lo largo, rozando incluso su clítoris.

—Hubo un cambio de planes... No puedes ponerte eso y pretender que te deje cogerme, ese hermoso conjunto pide a gritos ser arrancada por mí —Deslizó una mano sobre el cuello ajeno y la forzó a echar la cabeza hacia atrás, sintiendo cómo se retorcía—. Fuiste una niña mala y cruel, provocaste a mommy en el trabajo, y mereces un castigo por ello.

Las manos de Karina se apretaron contra las sábanas justo antes de lanzar lejos las pocas mantas que las cubrían, dejándose llevar por el placer y acercando su trasero a la mayor con absoluta necesidad. Minjeong comenzó a besar su cuello, marcando, lamiendo, haciendo todo lo que le apetecía sobre la piel blanca de la menor, imaginandola yendo al instituto con todas esas marcas a la vista y así todos supieran que su pequeña ya tenía dueña.

—M-Minjeongie, por favor. —suplicó con voz jadeante, los roces eran cada vez más intensos en su entrepierna y las bragas de lencería ya estaban totalmente empapadas.