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Las semanas habían pasado lo suficiente rápido como para sentir que todo había sucedido en tan solo un parpadeo, como las constantes visitas con el señor Jeon que lo único que hacía cada vez que nos encontrábamos era hacerme reír con cada tontería suya, interesarme con sus múltiples viajes y maravillarme por sus vivencias; cada vez era más difícil despedirnos y cada vez era más fácil pensar en que podía compartir lo que reste de mi vida con ese hombre, claro que había alguien que no estaba tan de acuerdo con esta rápida cercanía, por supuesto, era Jin, quien siempre estaba presente en las visitas del señor Jeon, en cada paseo, cada ida por un helado, era como la extensión de mi sombra. Mi padre por otro lado estaba siendo muy accesible, invitando al buen hombre a cenar, a las carreras, los picnics familiares, incluso lo había invitado a la casa de campo cuando el verano estuviera por concluir, mi padre decía que para ese momento más me valía tener una propuesta por parte de él.

— ¿Señorito Kim? — voltee a ver al señor Jeon que me llevaba del brazo, estábamos dando un paseo matutino antes de tener que despedirnos para el baile de esta noche — parece un poco desatento.

— Lo siento — sonreí tímido — solo pienso en algunas cosas que he hablado con mi padre.

— Supongo que es algo preocupante si lo tiene tan distraído — paramos en el puente donde se podían ver las plantas que crecían en el lago, algunos patos que venían en esta temporada, pero que muy pronto migrarían, todo se sentía tan fresco y cálido.

— No lo creo, pero siento que es mucha presión para mi — recargue las palmas de mis manos en el borde disfrutando del suave viento.

— Si en algo puedo ayudar, no tendría problema alguno en dar todo lo que tengo para que usted este tranquilo — sentí como mi corazón golpeteaba fuertemente, no era nada nuevo sus palabras bellas disfrazadas de buenas intenciones, pero no terminaba de acostumbrarme.

— Es muy amable de su parte, pero no podría pedirle algo más que su genuina atención, además, lo que mi padre quiere es algo que no puedo pedir, sino algo que debe ser dado desde el corazón o el interés.

— Suena algo complicado si lo pone así, ¿qué tendrá que ser para que lo tenga tan en las nubes? — sonreí un poco.

— Nunca he estado en las nubes, ni de forma literal o figurativamente.

— ¿Empezará con sus dulces sarcasmos? — sentí mis mejillas colorarse y calentarse, el señor Jeon estaba a mi lado y sus dedos a solo milímetros de los míos.

En mi cada día crecía un impulso de querer tocarlo, juntar nuestras manos, de ir más allá de lo que puedo hacer no estando en matrimonio, no podía demostrarle cuán físicamente me sentía atraído por él. Un abrazo, un beso... no lo sabía, pero sentía tanto el calor creciendo en mi estómago cuando la distancia no era mucha.

— Deberíamos ir a un lugar con sombra, parece que esta acalorándose, mi lord — reí lo más bajo posible y contra el dorso de mi mano.

— No tiene que ser tan formal, creo que después de este tiempo puede decirme Jimin, entre nosotros ya no hay barreras — vi una duda en sus ojos que me hizo sentir que había arruinado las cosas.

— Temo que eso no sería del todo apropiado, más cuando lo sigo cortejando.

— Nadie tendría que saberlo — me prendí de su brazo sintiendo el calor aún con toda la tela separándonos — sería un secreto — continuamos con nuestra caminata.

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