LA FAMILIA DEL DRAGÓN

X.-EL PRÍNCIPE CANALLA

Daemon observó con atención a su sobrino Aemond en Dragonpit, preparándose para partir en poco tiempo. Hace unas lunas habían llegado algunos cuervos de la casa Tully y algunas de sus casas vasallas de estos. Hablaban de tener unos problemas en las tierras de los Ríos, algunas familias se habían rebelado con la noticia de una posible abdicación de Viserys al trono de hierro para coronar a Rhaenyra. No mentiría que su hermano estaba cada vez más enfermo y solía divagar por las noches con más frecuencia, pero Rhaenyra siempre se encontraba a su lado, y Lyonel Strong seguía siendo una mano confiable. Pero estos problemas habían hecho que Viserys ordenará que Daemon liderara las fuerzas reales para restaurar el orden, habiendo visto que también hacía de nuevo un trabajo excelente como comandante de las capas doradas.

Sería la primera batalla del joven alfa, y pensó en lo rápido que pasaba el tiempo. Parece que fue ayer cuando lo entrenaba con la espada, con todos los niños alrededor, apoyando al pequeño Aemond. Esos tiempos estaban quedando rápidamente atrás, haciéndolo sentir nostálgico. Delante de él se presentaba un verdadero y orgulloso príncipe Targaryen, listo para enfrentarse al fuego y a la sangre.

—¿Estás listo sobrino? En unas horas partiremos...

Aemond no se movió ni un poco, sabiendo quien se encontraba atrás de él.

—Si, estamos listos.— Contestó mientras terminaba de revisar que todo estuviera correcto en Vhagar.

A sus catorce años, hace unas lunas atrás, se había convertido en el escudero de su tío. Era el tiempo en el que también su tío Gwayne había llegado desde OldTown para "instruir" a Aegon sobre su naturaleza omega recién presentada, todo bajo la aprobación de su padre. Su hermana, que ahora pertenecía al consejo, no pudo evitar la llegada de su religioso tío, que resultó solo un peón mas en el juego de su abuelo Otto al parecer. Bueno, Aegon era una criatura ingobernable, que nadie diga que no lo intentaron. Hasta el creía que su tío era una buena compañía para Luke, al que también había acogido (para disgusto de Laenor) para enseñarle algunas lecciones junto con Aegon.

Pero eso era antes de que, después de subir de rango para ser el escudero de Daemon, le había expresado que era una humillación para su estirpe tener que servir a un omega siendo él un alfa. Su tío no entendía la sangre de dragón en la que regían sus castas. No eran cualquier Omega o Alfa, pero solo había dado media vuelta y había ido a expresarle su malestar a su hermana.
No le dijo exactamente lo que había comentado su tío, sabía que si su hermana se enteraba de cómo se había expresado de Daemon, su cabeza rodaría y no quería comenzar una pelea que podía extenderse demasiado, ya tenía demasiado con el problema de los Tully . Ella le había comentado que más que instruirlos, su padre había accedido a la visita de Gwayne para que todos sus hijos menores tuvieran un poco de parte de su familia materna, que conocieran su legado, él entendía eso y antes de esos comentarios, le parecía una excelente idea.

Cuando se reunió con Luke a la hora de los aperitivos, después de hablar con su hermana, no pudo ocultar su disgusto, su perla siempre lo conocía muy bien.

Luke seguía siendo su alma gemela a sus once años, era imposible ocultarle algo.

— ¿Qué pasa Mondy? Te ves muy enojado, ¿Hice algo...?

—¡No!— Contestó apresuradamente. —Aún no existe nada en este mundo que pueda hacer que me enoje mi dulce perla... es el tío Gwayne, no deseo que sigas asistiendo a sus clases... o si quiera que esté en el castillo. Hablaré con padre y...

— ¿Ha pasado algo? ¿Él te hizo algo?

Aemond miró a los ojos a Luke, brillaban peligrosamente. Aún recuerda al pequeño Luke, lleno de tierra y sangre, después de golpear a algunos niños, hijos de señores de la corte, que habían osado hablar mal de él después del incidente de su ojo. Harwin había hecho bien en confiscar la daga en esa temporada violenta de su sobrino. Seguramente habría muchos jóvenes y doncellas mutiladas por ahí en este momento.