Siempre he estado solo.
A veces he estado, estoy, y estaré, acompañado por alguien o algunos, pero sé cuál es mi naturaleza. Sé cuál es mi mayor bendición y a su vez mi más grande, eterna y desesperante maldición.
No pretendo darle lástima a nadie. Ya no busco caerle bien a ciertas personas, ni mucho menos soportar a ciertas otras. Me encuentro en un momento en el que conmigo es suficiente, o al menos, debería de serlo. Porque cuando la muerte llama, cuando la tristeza te abandona, y ya no sientes absolutamente nada... ¿Qué más da todo? Solo debes quedarte ahí, a la espera de que ese insoportable vacío desee llenarse de nuevo con esperanzas o al menos con miedos y arrepentimientos.
No espero más que de pronto seamos amigos. No quiero más que de la nada todo se resuelva, porque no pasará, y porque no lo querrás.
Porque no te pasa... y no me quieres.
(31 de mayo de 2024)
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memorias de un perfecto desconocido
De TodoEscritos que cuentan todo lo que pienso, siento y recuerdo. Atrás se quedó el Nico que era prisionero de sus propios pensamientos. Puede que sea un desconocido, pero esa es mi mayor fortaleza.