Capítulo 12

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La presentación de Kami terminaba y bajaba del escenario con una sonrisa, la cual desapareció al ver a Ranma frente a ella mientras conversaba con Yuko.

—¿Qué fue lo que le hiciste? —la mayor cuestionó al notar el cambio de actitud en la chica, quien desapareció entre la multitud.

—Yo no le he hecho nada. —refunfuño Ranma.

—No te victimices conmigo, que conozco bien lo jodida que puedes ser.

—¡Te estoy diciendo la verdad! —Pero tampoco quería callar lo sucedido tiempo atrás. Aunque no contaría con exactitud los acontecimientos. —Solo que… Tú sabes que cuando tiene una idea en la cabeza no hay nada que la haga cambiar de opinión.

Yuko asintió, esperando a que su amiga siguiera hablando.

—Todavía no se le pasa el interés que tiene hacia Ryoga y creo que le enoja no poder acercarse más de lo que debe. —Fingía sentirse afligida por las acciones de la rubia cuando en realidad le importaba una mierda.

—Oh vaya, pensé que era un tema superado. —murmuró consternada. —¿Debería hablar con ella?

A veces Saotome olvidaba que Yuko era mayor para las dos y solía tomar el papel de hermana que soluciona todo para mantener el bienestar entre todas. En especial cuando se trata de Kami y ella.

—No, déjala. Espero que se de cuenta sola de lo que hace.

—Si tu lo dices. —Yuko se alzó de hombros. —¿Cómo así decidiste hacerte churos en el cabello? No era algo que te gustaba.

A ella no le gustaba pero a Ryoga si.

Porque una de las tantas veces de las que conversan, prácticamente la convenció de hacérselos en el cabello para complacerlo.

—Solo quería cambiar un poco.

—¡Sumire sales en dos minutos!

Yuko la palmeó en la espalda para que fuera hacia las gradas del escenario.

—¡Suerte!

...

—¿No se te ha vuelto a acercar?

Ranma se encontraba sentada en las piernas de Ryoga, con una copa de martini en sus manos. Sus rostros estaban tan cerca que sentían la respiración del otro y el calor corporal que emanaban se hacía uno solo. La presentación de esa noche salió de forma espectacular y lo único que Saotome quería era relajarse en su camerino junto a Hibiki, pero cada que veía a Kami le daba ganas de sacarla a patadas del local.

Trataba de ignorarla, juraba que si, pero esa niña…

—No sé porque eres tan celosa. —Ryoga bromeó por su actitud tan nefasta. No le sorprendía que actuará así.

Pero Ranma era la única capaz de entender su enojo con la rubia y más al pensar en lo que hizo más temprano.

—No son celos, tonto. —Recostó su cabeza en la del chico. —Esa pobre chiquilla siempre está detrás mío. No sé… parece que soy un tipo de ídolo al que seguir siendo que cuando empecé a trabajar ella ya llevaba algo de tiempo aquí.

No es que se comportaran mal antes, pero no soportaba la actitud de la rubia cuando empezaba a actuar como si se tratara de ella, quería copiarla de alguna manera y con la aparición del chico todo empeoró porque se notaba el enojo cuando estaban juntos.

Y puede que en algún punto vaya a ponerla en su lugar, pero por el momento no tenía ánimos para eso después de lo sucedido la otra noche.

Había enfrentado a la muerte muchas veces, pero nada te prepara para esas cosas, incluso si pasan años y años.

—Creo que su idea de llamar la atención es siendo la primera en todos los aspectos y, sin presumir… —Sonrió con arrogancia. —...le arrebaté el puesto.

Ryoga le arrebató la copa mientras sostenía con más fuerza la cintura de la chica.

—Pues con tu linda rabieta allá arriba cuando pensaba divertirme con ella, parece que te ganaste su odio  con más ganas. —murmuró, llevaban tomando todo tipo de licores desde hace rato y ya empezaba a sentirse adormecido. Pasó su nariz con lentitud por el cuello de Saotome quien se estremeció soltando un suspiro.

Dejó la copa en la mesa. Vacía.

—Le jode saber que el chico que le gusta tiene que estar detrás de una que no es ella.

—¿Gustar? Estás exagerando.

—Tal vez sea una palabra exagerada para un romántico empedernido como tú. —Lamió sus labios. —Todo tierno y tímido al ver a la niña de la que estaba enamorado.

Ryoga viró los ojos y agarró su trasero, apretándolo entre sus manos sin delicadeza.

—No soy el mismo que antes, creo que lo sabes muy bien.

—Si que lo he comprobado…

El chico sonrió un poco antes de decir:

—Continúa hablando antes de que te folle aquí mismo.

Ranma asintió con dificultad porque con tanta calentura que estaba sintiendo no era capaz de concentrarse, que el dios que existiera la perdonara por ser tan fácil.

—Digo que le gustas porque es obvio que quiere tenerte entre sus piernas y ya no tiene oportunidad de seducirte porque ahora, eres mío.

Hibiki hizo que se recostara en el largo sillón ubicado en una de las esquinas del lugar.

—Si yo fuera tu, no estaría segura de decir eso. —susurró. —Creo que debería recordarte quien le pertenece a quien.

Ranma se rió y lo jaló de la camisa para besarlo con la urgencia carcomiendo su interior. Cómo deseaba tenerlo dentro suyo justo ahora.

Tal vez él si la dominaba y no sólo en el aspecto sexual, sus acciones, respiraciones o palabras iban dirigidos para provocarlo pero también complacerlo.

Tal vez ninguno de los dos se pertenecía en absoluto y es más fácil soltar lo que significa un problema incluso si lo único que deseas es aferrarte.

Tal vez no se han dado cuenta aún de la dinámica qur había entre sus cuerpos y por eso cuando todo se acumulé y tenga que terminar, va a doler más.

Holaaaaaa. Otro capítulo pequeño.
No sé si hay gente que me esta leyendo desde Venezuela pero espero que la situación mejore poco a poco, les mando muchas fuerzas :(
Besitos, nos vemos pronto

Feather - Ranma y RyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora