Incluso si el deseo de muchos es vivir tranquilos, las cosas se suelen complicar de vez en cuando. A pesar de que Ranma y Ryoga se encontraban en un lugar que no era exactamente para santos ángeles bajados del cielo, sentían que las cosas iban bien.
Los viernes siempre eran esos días en los que mucha gente aparecía aprovechando que iniciaba el fin de semana.
Ranma buscaba al chico entre la multitud, a veces odiaba ser pequeña. En eso, logró observar a su objetivo cerca de la salida, conversando con algunos de sus compañeros.
Se acercó a ese lugar, esperando que la notará y justamente eso fue lo que sucedió.
Le sonrió levemente, llamándolo con un movimiento de mano. No tenía ánimo de saludar a otras personas, su único interés era Hibiki.
Ryoga vió como ella había decidido usar un pequeño vestido de lentejuelas plateadas. Las luces del lugar la hacían brillar y lucirse entre todos los que estaban ahí.
O tal vez era su percepción.
—Hey ¿sucede algo? —preguntó, hablando en su oído. La música estaba en su punto máximo y no dejaba que escucharan las conversaciones con claridad.
—Solo quería pasar tiempo contigo. —respondió, guiñando un ojo. Tratando de mostrar sus intenciones.
Lo agarró de la mano y empezó a caminar junto a él, guiando la caminata a un lugar algo oculto de las miradas ajenas.
—Quiero bailar contigo.
—¿No crees que es arriesgado? —Puso sus manos en la estrecha cintura de la joven. —Nos pueden ver.
—No quiero pasar encerrada en el camerino cada vez que desee pasar tiempo contigo. —murmuró acercándose más al cuerpo ajeno. —Aparte aquí se escucha mejor la música.
Luego señaló detrás de él.
—Y ese gran muro de ahí sirve de forma excelente para taparnos.
Ryoga se rió y tocó uno de los mechones de su cabello, pasando el bucle detrás de su oreja.
—Volviste a rizar tu cabello. —Cambió de tema, no le molestaba estar así con ella.
—Ah sí… —No pensó que lo notaría, pero tampoco iba a decirle que lo usaba de esa manera porque a él le gustaba. —Tengo que verme bien todas las noches y por tu culpa me he descuidado con eso.
—¿Mi culpa? —agarró su rostro con algo de rudeza, pero la mirada tan suave que mostraba le hacía saber que no estaba molesto. —Si te encanta pasar pegada a mi todo el tiempo.
Ranma no sabía si es que se había vuelto de risa fácil o era que Ryoga siempre encontraba la manera de decir cosas divertidas.
No importaba, juntaron sus labios en un beso delicado, casi dulce.
La chica tampoco podía entender porque su corazón se aceleró cuando sintió el cuidado de su amigo al besarla. Era extraño, incluso sus manos temblaban levemente y solo pudo sostenerse de la camisa de Hibiki con fuerza.
Al separarse seguía sin desaparecer ese sentimiento tan raro por lo que solo atinó a decir:
—Voy a… —Carraspeó, aclarando su garganta. —Voy a ver algo de tomar. ¿Puedes esperarme aquí?
Ryoga sintió, no tenía problema en ello. Cada que besaba a Ranma su cabeza se volvía un lío completo.
Ella no esperó más para prácticamente huir de ahí. Un calor diferente al que sentía cuando estaba excitada se apodero de su cuerpo.
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Feather - Ranma y Ryoga
RomanceRanma había desaparecido de Nerima, nadie sabía de él, a dónde huyó o si le pasó algo. Ryoga termina encontrándola en Tokio, descubriendo cosas que lo harían arrepentirse de haber aceptado la petición de Akane. Ranma solo era una cara bonita, egoíst...