Capítulo 18

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¿De cuándo a ahora las cosas se hicieron tan difíciles?

En definitiva, mucho había cambiado durante su ausencia y retomar aquellas viejas costumbres podía llegar a ser extraño. De todas maneras, su enfoque estaba en algo más que en demostrar su lugar como la favorita de favoritas, trataba de analizar los horarios de su jefe.

Cuando entraba a su despacho, cuando salía, personas que son recurrentes en sus visitas.

Si el tenía información sobre las cosas que estaban haciendo con el caso del ataque, significaba que podía llegar a tener algún mensaje con detalles importantes para su venganza.

Y claro, también estaba enfocada en cómo las nuevas chicas se ven tan interesadas en Ryoga.

Si, era un hombre atractivo. No lo negaba en absoluto, por algo es que se acuesta con él y lo molestaba tanto cuando se reencontraron.

Se acercó hacia Hibiki, quien estaba rodeado de varias chicas y era obvio que tenían una conversación interesante que ella estaba dispuesta a interrumpir.

Ryoga la notó cuando estaba bastante cerca. Tenía una sonrisa en sus labios y su actitud en definitiva era la de una diva a punto de soltar una bomba con su aparición.

No podía apartar la mirada de ella, de su cuerpo, de su cabello y en especial, de sus ojos.

Tal vez se veía como un idiota al estar tan enfocado en la chica, pero no le importaba ignorar lo que le decían las demás.

Ranma finalmente llegó a su lado, pasando uno de sus brazos por debajo del suyo con un agarre posesivo y fuerte.

Rió por dentro, sabía que le molestaría verlo hablar con las nuevas. Siempre era así.

—¿Cómo te encuentras? —dijo con voz dulce. —Espero que las chicas no te estén molestando demasiado.

Ahí estaba la queja a escondidas.

—Para nada, realmente teníamos una conversación agradable. —respondió y le estaba costando un montón no burlarse de la situación. —¿Te quieres unir?

Saotome negó de inmediato, irritada.

—Quiero que me acompañes. —Ranma sintió como todas los ojos ajenos de sus compañeras la miraban con odio. Eran como dagas que buscaban clavarse directamente en su espalda. —Es urgente.

Hibiki asintió y, en pocas palabras, fue jalado por la chica lejos de las demás.

—¿A qué te referías con "urgente"? —preguntó, pensando en todas las posibilidades de que algo sucedió. —¿Es algo malo?

—Uh, no. No lo es. —respondió, deteniéndose en una puerta bastante conocida para los dos. —Solo quería presentarte las remodelaciones de mi camerino.

Abrió la puerta y lo empujó dentro del lugar para poder encerrarse. Para tener privacidad.

En definitiva, el camerino se veía como un lugar mucho más acogedor. Muebles diferentes, luces más claras pero no agotadoras a la vista. Incluso un armario mucho más amplio.

—Sí que se ve diferente. —murmuró observando a detalle cada cosa y comparándola con los recuerdos que tenía de antes.

—Lo sé.

Ranma hizo que se sentará en uno de los sofás que estaban al frente del espejo y ella se subió a horcajadas de él. Cruzando sus brazos por detrás de su cabeza. La verdad es que su propósito era otro al traerlo allí.

La tensión surgió repentinamente como un huracán que se llevaba todo a su paso. La posición sugería demasiado de lo ella quería.

—¿No te gustaría estrenar el lugar? —murmuró cerca del rostro de Ryoga, tentándolo.

Feather - Ranma y RyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora