hace años en la fiesta de matrimonio del multimillonario Bruce wayne un rico magnate con Selina Kyle que se celebró en medio del mar con solo familia y amigos; una gran tormenta cayó provocando que la hija menor Dámara Wayne de cinco años cayera al...
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El sol brillaba con fulgor, el sexto y penúltimo día había llegado, y con eso, la entrada de nuevas personas a la vida de los invasores.
Hoy en la mañana, los chicos de la isla no se la pasaban juntos como de costumbre, si no que estában separados por distintos lugares.
Leo, quien estaba recolectando fruta por la copa de los árboles, no estaba de todo en si, y eso se podía ver en las canastas donde muchas frutas estaban mezcladas con las buenas y las podridas.
Su cuerpo en los árboles y su mente en las nubes.
No paraba de pensar en la propuesta que el chico del barco le había hecho.
"¿Quieren venir con nosotros?"
Eso lo había desubicado, ir con ellos? Siquiera sabía si era una buena opcion?
Claro que desde hace años el pensamiento de ir con los invasores a su mundo, conocer nuevas cosas y demás.
Pero dejo de pensar en eso desde hace tiempo, ahora la pregunta vuelve a su cabeza, esta vez sin saber que hacer realmente.
Y esa mujer, esa misma mujer de hace nueve años, no quería estar cerca de ella, e y igual.
Todo aquel que quería estaba en ese lugar, y dejar todo atrás por conocer cosas nuevas... no lo convencia del todo.
Pero la curiosidad le estaba ganado.
Intento tomar un mango que incluso desde lejos se veía jugoso, hasta que un fuerte ruido lo sorprendió.
La caracola de emergencia había asonado con fuerza, tanta que lo distrajo y perdió el equilibrio.
Terminando por caer, pero antes de llegar al suelo, tomo una rama para dar un par de vueltas y soltarse para caer con más suavidad.
De ahí salió corriendo y brincando por los árboles para llegar a la playa, que es donde la caracola había sonado.
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Jeremy estaba sentado en el techo hecho de hojas y trozos de madera de su casa en el árbol, solo.
Leo había salido para recolectar fruta, y Dámara estaba por la playa, y Al? Al siempre se escapa, así que solo el estaba ahí, recostado, viendo el hermoso cielo azul.
