cap.6:un trato justo

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Los cuatro mayores salían de la casa del árbol, dirigiéndose a su yate para poder porfín descansar después de lo sucedido.

El camino empezó siendo muy silencioso, nadie decía nada, todo lo que se escuchaba era el sonido de las hojas, tierra y piedras bajo sus pies a medida que estos avanzaban.

El silencio no duro mucho, pues la duda carcomia a los tres mayores, hasta que el segundo hablo.

-timmy, que le dijiste a esa chica?- pregunto Dick algo desconfiado.

-en resumidas cuentas, hice un trato que nos va a ayudar a todos- dijo Tim sin realmente revelar ningun tipo de detalle.

-que tipo de trato?- pregunto el patriarca.

-pues, ellos no nos atacaran, pero nos tendrán vigilados, a cambio de que no permitieramos a otro "invasor" como les llaman ellos, se acerquen a su isla de nuevo- explicó Tim sin mucho ánimo, pues aún le dolía la cabeza por el golpe que se dio contra el piso.

-me sorprende que vivan en una isla apartaba del mundo, como se supone que lograron sobrevivir?- pregunto Jason confundido.

-pues, por como se movían, se notaba que llevan un buen tiempo aquí- especuló Dick apartando una gran hoja que estaba en frente.

Bruce, que estaba por decir algo para contribuir a la conversación, fue callado por la hoja que Dick había movido, dándole en toda a cara.

Ya de ahí nadie dijo ni pío, pues todos estaban sumergidos en sus pensamientos, esa chica se les hacía tan familiar, como si ya la hubieran conocido.

Varios minutos después habían llegado a su destino, donde tuvieron que hacer una explicación sobre los hechos recientes.

-entonces la isla desierta no está tan desierta como habíamos pensado- comentó Alfred.

-como es que lograron sobrevivir ellos solos?- pregunto el capitán.

-no tenemos ni idea- respondió Bruce.

-oh pobres niños, seguro que han estado aislados del mundo por mucho tiempo- dijo Selina en un tono muy meloso y triste.

-pues casi nos matan- destacó Jason.

-tu fuiste el que saco una pistola- replicó Dick - además, si no hubiera sido por Tim estaríamos muertos- señaló al menor.

-tenemos que apurarnos, la chica dijo que cuando el sol este en el centro del cielo llegarían a la playa para que hablemos mejor- informó Tim.

-y tu le crees?- pregunto Jason desconfiado.

-pues es eso o que ellos vengan y nos maten- reprocho Tim en protesta.

-tiene un punto- comento Dick.

Todos los presentes se prepararon para hablar con los chicos de la isla, quienes estaban discutiendo en la casa del árbol.

-que le dijiste a ese chico Moon- pregunto Jérémie.

-el y yo hicimos un trato- respondió Moon.

-que clase de trato?- pregunto Leo.

A eso Dámara solo suspiro para después responder.

-si los dejamos estar en la isla por una semana ellos se aseguraran de que los invasores no vuelvan a entrar a la isla- explico Dámara.

-y por que estás tan segura de que te harán caso?- pregunto Jérémie desconfiado.

-recuerdan que hay una noticia sobre un millonario y su familia? Ese es el millonario, y tengo fe en que con su poder nos ayudará si los dejamos estar aqui- enunció Dámara.

Ante eso los chicos suspiraron, sabían como podía ser su hermanita, no tenían mucha confianza en que los invasores hicieran eso, pero, que tenían que perder?.

Llegado la hora todos los actuales residentes de la isla se encontraron donde anteriormente habían acordado encontrarse , con el fin de aclaras mejor las cosas.

La familia Wanye ya estaba en el lugar antes dicho, esperando a que sus vecinos acudieran al lugar, ya que no se les miraba por ningún lado.

-en verdad van a venir?- pregunto Jason cansado y confundido.

-esperemos que si- comento Dick.

-creo que allá vienen- señaló Tim a la distancia.

A traves de unas árboles frutales, se lograba divisar ciertas tres figuras acercando a una buena velocidad.

Las tres figuras saltaron desde arriba de los árboles haciendo algunos movimiento exagerados y callendo justo a cinco metros de la familia.

Selina

La mirada de Selina se poso sobre de los tres habitantes de la isla, conocía a esos niños, a todos ellos.

Recordaba cuando estuvo en un crucero internacional entre Italia y Francia, dos de sus víctimas estaban en ese barco, pero ambos tenían un hijo cada uno.

Por lo que toco deshacerse de ellos para que no molestaran, nueve años después repitió la misma acción con la hija menor de su actual pareja.

Alfred.

El estaba estupefacto, no podía creer lo que veía, la chica era la misma que a su pequeña nieta, la que perdió hace tantos años.

A la que no pudo proteger de un cruel destino, la que se llevó una muy buena parte de su corazón.

Helena.

No tenía ni idea de que hacer, la reacción de su familia fue inesperada, eso la puso alerta, pero igualmente no sabía que hacer.

La chica era la misma que estaba en las fotos familiares, esos ojos esmeraldas eran exactamente los mismos que se podía ver en la foto de papel del álbum antiguo de Alfred.

El único recuerdo que permaneció de ella en toda la mansión, pues su madre se había encargado de todas las fotos pero la que Alfred tenía seguía precente en ese gran lugar.

Siempre sintió curiosidad por esa chica, según su madre ella estaba muerta, pero aqui estaba, con ropa cambiada y algo gastada, pero viva.

Los tres salvajes

No lo podían creer, esa mujer, estaba cambiada, llevaba la misma cantidad exagerada de maquillaje de siempre, con algunas pocas arrugas casi no visibles por los quilos de pintura.

Era la misma mujer de sus pesadillas, la misma de su tormento nocturno, que no les dejaba dormir a ninguna hora.

Sentían terror, miedo, un escalofrío se coloco en sus espaldas, pero no dejarían que los invasores les vieran así.

No que esa mujer tuviera el gusto de volver los a ver siendo intimidados por ella, su orgullo no les dejaba.

Bruce se limpio la garganta, en un intento de llamar la atención de los presentes y de poder llevar una buena platica.

-un gusto en volver a verlos- saludo Bruce lo más formal posible, después de todo, Alfred estaba viendo.

-diríamos lo mismo, pero seria mentira, solo vinimos a resolver lo que quedó a mitad- informó con sinceridad.

Media hora después.

Todo ya estaba tranquilo, habían resuelto los problemas, o eso era lo que creían, ya que después de verse cara a cara, no pueden dejar de pensar los unos a los otros.

La familia Wanye pensaba en la joven, esa sin duda era su niña, su princesa, la que habían perdido hace años, pero ahí estaba.

Viva...

En cambio, los tres salvajes pensaban en sus nuevos inquilinos, esa mujer les traían tan malos recuerdos, unos que hace años que no recordaban.

Pero la ojiverde no solo pensaba en ella, si no en toda la familia, podía reconocerlos, y no solo por el periódico, si no también por sus propios recuerdos.

mi hija salvaje ( Damian Wayne )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora