Amor fraternal

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Mi segundo año de instituo fue practicamente igual que le primero. Mis notas no eran para tirar cohetes, pero aprobaba sobrado y Grimmjow volvía a ser mi compañero de cuarto, lo que hacía que nunca me aburriera. Pero sin duda, el mejor momento de todo el año, eran las vacaciones.

Veo pasar los arboles que rodean el camino a la casa familiar, sintiendome nervioso, como siempre que vuelvo a casa. El sol está pegando fuerte estos días, pero con toda esta vegetacion no se siente tan caluroso. Sonrio ante el sonido de las chicharras, lo que evoca recuerdos de mi infancia, cuando Bya nii me llevaba a cazarlas para luego explicarme su ciclo y obligarme a soltarlas.

Ver aparecer la casa familiar, siempre me llena de nervios contenidos, emocion por poder volver a ver a mi hermano y preocupacion por tener que estar con nuestro padre, mirandome como si jamás fuera a ser suficiente ante sus ojos. Bajo del coche y tomo mi maleta dirigiendome a la entrada principal donde por fin, tras tantos meses de ausencia, veo a Bya nii sonriendome como siempre, y eso me hace sentir una dualidad de emociones que luchan en mi interior. Por un lado, el hecho de que me pueda seguir mirando así, significa que sigue viendome igual que siempre, y por otro lado, el que no se enfadara y no pusiera distancias entre nosotros, me llena de alegría y... esperanza...

-¿Que tal el segundo año?- Me pregunta mientras caminamos hacia mi habitacion.

-Bueno, no me puedo quejar. Vuelvo a tener a Aizen Grimmjow como compañero de habitación y no tengo tiempo de aburrirme. Siempre se las apaña para divertirse, es un caso. El otro día se escapó durante la noche para reunirse en la piscina cubierta con uno de sus amigos. Por cierto, tiene un monton de "amigos".-Le digo sonriendole complice.

-No debes dejarte arrastrar por ese Aizen, centrate en los estudios.- Cuando lo miro veo que está algo serio pero no sé exactamente por qué.

-Los llevo bien.

-Eso no es lo que reflejan tus notas.- Miro extrañado a mi hermano por su repentino cambio de voz. Él no suele ser tan estricto y le suelen gustar mis historias del instituto. 

Cuando acudimos a cenar con el resto de familia veo que hasta mi hermano Soujun ha venido a cenar con su esposa.

-Vaya, Renji estás enorme. Casi eres tan alto como Byakuya.

-Si, un estirón más y os superaré a los dos.- Sonrio orgulloso.

-Primero da ese estirón y luego presume de ser el más alto.-Dice mi hermano Byakuya abrazando a Soujun. 

Siempre he sentido algo de celos de como Byakuya mira a Soujun. Esa admiración que brilla en sus ojos cada vez que estan juntos... yo también quiero que me mire así, pero como soy el más pequeño no lo hace.

-¿Como es que has venido?-Le pregunta Byakuya a Soujun.

-Ultimamente Ran Tao ha estado algo delicada de salud de modo que hemos decidido venir a pasar un tiempo a la casa principal. Así cuando yo esté fuera, ella estará bien atendida.

Yo miro a mi cuñada con algo de preocupación pero ella se limita a sonreirme y quitarle importacia al asunto.

-Soujun es un exagerado. Estoy bien solo un poco debil pero si con eso está más tranquilo...

-Deberían darte un premio por la paciencia de aguantarnos.-Le digo y ella no puede evitar reirse.

-Ya sabes que me encanta estar con vosotros.

Lo cierto que es Ran Tao ha estado en mi vida practicamente desde que tengo memoria. Se casó con mi hermano cuando yo era solo un niño y siempre me trató con cariño. Ha sido como la hermana que jamás tuvimos y verla tan palida me preocupa un poco.

Sentimientos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora