Capítulo 5

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COYOTE CREEK, una zona en medio del bosque, ahí nos habían llevado. Kreese y Johnny decidieron dividirnos en dos equipos con unas cintas que nos ordenaron atarnos en la cabeza. Un equipo tenía las cintas negras y el otro las rojas.

Yo era del de las rojas.

Conmigo iban Halcón y Aisha. Genial, pensé. ¿Los que peor me caen en el equipo contrario?

Los iba a machacar.

Estábamos un equipo frente a otro. Frente a mí, estaba la odiosa de Nichols, quien estaba haciendo lo que mejor se le daba, matarme con la mirada. Yo decidí ignorarla, sabía que eso la haría rabiar más.

— Señores, señoritas... — Kreese se paseaba por el medio. — Bienvenidos a Coyote Creek. Os hemos dividido en dos equipos, el rojo y el negro. El objetivo es capturar tantas cintas como sea posible de los contrincantes. Hoy, los que están en frente no son amigos vuestros. — ni nunca lo serían — Son el enemigo — ahí si estaba más acertado. — El equipo que más resista, gana.

Y se colocó junto a Johnny.

De repente, me entraron ganas de ir al baño, pero debía dejar que terminaran de explicar.

— ¿Cómo se consiguen las cintas? — preguntó Miguel.

— Por cualquier medio posible. No hay reglas — contestó el canoso.

¿No hay reglas? Estupendo, nadie me podrá reclamar nada cuando le rompa todos los dientes a la imbécil de Nichols.

— Sed razonables, sólo es un ejercicio. — habló Johnny.

Ay, que tierno, queriendo salvar la poca cordura que le quedaba a esta gente.

— Sí, pero recordad, esto es vuestra vida — alzó Kreese una cinta que le sobró. — si la perdéis, morís.

Levanté un poco la mano cuándo terminó de hablar.

— ¿Puedo ir al baño, por favor?

— Señorita Jon...

— Ve — Johnny le puso una mano en el pecho al viejo, deteniéndolo, cosa que me alivió enormemente—, pero cuando salgas el juego ya habrá comenzado.

Asentí y me fui directa al baño portátil que habíamos pasado dos minutos antes de llegar a donde estábamos.

(...)

Una vez salí, inspeccioné la zona cercana, hasta que escuché un ruido. Me di la vuelta, solo para ver a Doug saliendo de detrás de un árbol.

Doug Rickenberger me recordaba mucho a Xander.

Es un tipo grande, fuerte y suele ganar la mayoría de sus combates. Los he observado y, la verdad es que no se anda con rodeos. Si tiene su objetivo claro, no parará hasta conseguirlo.

Sonrió al verme, como si creyera que me podía asustar.

— Vaya... que pena que seas mi primera víctima — fingí lástima.

— Das más ternura que miedo, es hora de que lo sepas.

Dicho esto, el fue el que inició, lanzándome un puñetazo que esquivé alejándome un par de pasos. Lanzó otro, me alejé hacia el otro lado y le di una patada en el estómago para hacerlo retroceder.

— ¿Cuál es el problema, Doug? ¿Es que no puedes más? — hice un puchero, burlón. En respuesta, el chico se acercó a mi para hacerme un barrido

Me encanta sacar de quicio a la gente.

Sin embargo, su barrido fue tan predecible que dando un paso hacia atrás y dándole un rodillazo en la espalda mientras aún estaba agachado fue como conseguí tumbarle y sacarle la cinta.

I'M THE BEST || miguel diaz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora