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Shane Dreesel.

Claxfort siempre había sido un jodido pueblo catastrófico.

Mitos, leyendas aterradoras, incluso una iglesia abandonada en medio del bosque. Todo eso nos recordaba que algo malo había ocurrido en este lugar hace muchos años. Algo de lo que nadie quería hablar.

Para los de mi generación siempre había sido un chiste hablar de la hora de la cacería, esa misteriosa hora entre las tres y cuatro de la mañana; hora donde nos habían enseñado a volver a casa. Siempre vigilantes y expectantes, por supuesto que ninguno de lo tomaba enserio hasta que hace menos de un año una de las chicas de último año del instituto apareció muerta cerca de la iglesia abandonada.

Becka era su nombre.

Recuerdo sus ojos sin vida, vacíos. Pero no era nada comparado con la expresión de sufrimiento que tenía su cuerpo.

Nunca quisimos saber más sobre cómo murió, pero el pueblo entero se sumergió en una especie de miseria por muchos meses. Nadie entendía lo que pasaba y lo ancianos decían que algo estaba por pasar.

Pero no creo que nadie estaba preparado o llevaba a imaginarse lo que iba a pasar.

Y parece que el detonante a todo esto fue ella.

Jade.

Recuerdo el día que la vi llegar.

Pasó junto a Dane arrastrando un equipaje de ruedas de un color negro, tres veces más grande que cualquier maleta normal. Ella se iba quejando con su acompañante y protestaba sobre las calles y su mal estado. Yo estaba con mis amigos, Zach y Gale, recogiamos las cosas para salir del trabajo cuando la vimos.

Zach fue el primero en verla.

Nos dijo que finalmente había llegado la sobrina de la señora Carter, la chica que todo el pueblo estuvo mencionando durante semanas.

No eran muy frecuentes las visitas por aquí.

Hace un buen tiempo nadie venía.

No les interesaba venir a una porquería de pueblo.

Esa noche pasamos junto a la casa de Jade, quien para ese entonces ya sabíamos más sobre ella. Me chispeaba el pecho de conocer a la única persona ajena a este pueblo, quizá podría hacerme su amigo, podría decirme como es el mundo afuera de un pueblo olvidado y la emoción se hizo tan grande que estaba ansioso, como si toda mi vida estuviera esperando por ella.

Era ridículo, ni siquiera llegue a decirle a mis amigos.

Esa noche, Jade estaba de pie en el balcón, su cabello negro le caía de forma desordenado sobre el rostro, llevaba una bata de dormir, y desde aquí parecía mucho más alta de lo que era en persona. Era atractiva, incluso aquí a media luz podía apreciarlo, tenía algo llamativo, por alguna razón levanté mi mano y le saludé... Y ella hizo lo mismo.

Volví a verla al día siguiente.

Estaba recostada sobre una baranda mientras esperaba que su tía saliera de comprar. Claro que la había visto incluso antes de que ella me viera.

Si, quizá me parecía interesante.

Tenía algo hipnótico.

Quizá era la seguridad en ella, quizá era porqué era nueva, sea lo que fuera, quería conocerla.

Esa noche lo hice.

La tuve tan cerca mío y comprendí entonces que me había flechado a primera vista, todo en ella me parecía cautivador, desde como achinaba los ojos para sonreír hasta sus respuestas ingeniosas cuando discutía con Thea. Esa misma noche fuimos ella y yo, nadie más, estuvo conmigo toda la noche y disfruté su compañía y sus sarcásticas respuestas; era jodidamente atractiva viera por donde la viera.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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El Misterio que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora