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Mientras estaba siendo arrastrada por mi madre por el aeropuerto, lo único que podía pensar era que no quería ir a ningún lado que no fuera mi habitación, el único sitio donde quería vagar en mis vacaciones.

— Mamá, te lo suplico una vez más, no me obligues a ir.

Ella, que gentilmente deja de conversar con un guardia de seguridad, me da una sonrisa de boca cerrada y le dice al sujeto: gracias por su amabilidad.

En cuanto se da la media vuelta su sonrisa se desvanece y une sus cejas lo más cerca posible, en su rostro una mueca de disgusto se acerca. Comienza a caminar hacia la sala de abordaje.

— Jade, ya pagué todo y está arreglado con tú tía — dice con un tono severo en su voz. — Iras allá, así no te guste un carajo, tienes que salir de esa habitación por tu bien.

Hago una mueca de disgusto y me siento en una de las bancas de mala gana.

— No has estado bien desde hace mucho tiempo, hija mía.

Se sienta a mi lado y comienza a acariciar mi cabello.

— Sí lo estoy, no sé porqué piensas que no, terminé la secundaria y presenté mis exámenes de admisión a la universidad, solo me falta irme a estudiar si lo que quieres es tenerme lejos.

— No quiero que estés lejos. — refuta.

Giro un poco a verla.

— Ah, claro. Por eso me envías al otro lado del país, a un pueblo con una tía que solo he visto una vez en mi jodida vida.

— Tú padre quería que conocieras ese lugar. — Dice, y por primera vez en mucho tiempo vuelve a mencionarlo. — ¿Recuerdas? Los dos tenían planes de visitar Claxfort cuando te graduaras, quería que conocieras su pueblo natal, y juntos...

— Pues mi padre ya no está.

Se queda callada y baja su mirada.

Me arde el pecho y siento algo punzante en el corazón, han pasado meses y sin mencionarlo duele.

Recuerdo muy bien los planes que hacía con mi padre. Es algo que nunca olvidaré, lo único que él quería era que conociera el pueblo dónde nació y creció, y el lugar donde conoció a Darcy, mi madre.

En ese entonces estaba muy emocionada de ir, aunque quedara al otro extremo del país. Pasamos noches mirando vuelos lo más cerca posible de su ubicación, ya que no tenían aeropuerto y la manera de llegar era en un bote o lancha, ya que estaba en medio de un lago. Yo estuve muy emocionada, quería ir, estaba encaprichada y quería conocer a la hermana de mi padre, estaba todo listo y juntos íbamos a venir este año.

Hasta que sucedió lo menos esperado.

— Sé que cambiaste desde que él se fue.— dice.

Sin embargo, ya no tenía ninguna intención de ir allá, desde que mi padre murió, me centré en mis estudios y dejar a un lado cualquier cosa que me recordará a él y a ese día.

— Pero no puedes sacarlo de tu vida como si algo malo te hubiera hecho.

— Murió. — Respondí con el corazon acelerado y un nudo en la garganta. — Mi persona favorita en el mundo me abandonó y todo había sido culpa mía.

Ella me abraza, se que intenta ser compasiva, pero me aparto de inmediato. No estaba para llorar.

— Sí tanto quieres que vaya, no tengo nada que hacer.

Me pongo de pie y intentado cambiar el semblante. En eso escucho el llamado al vuelo hacia donde me dirigía y cojo mi maleta de ruedas y mi bolso de mano.

— Jade.

— Darcy.

Sus ojos almendrados se encuentran con los míos y extiende los brazos para que pueda darle un abrazo de despedida. No me queda más que darle un corto abrazo, dedicarle una sonrisa de boca cerrada y darle la espalda para comenzar a caminar hasta la puerta de abordaje con el corazón en la garganta y unas extremas ganas de salir corriendo lejos de aquí.

El Misterio que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora