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Tenía un mal presentimiento.

En cuanto habíamos abandonado la cueva y nos invadió la oscuridad del bosque, me asusté.

Quizá comprendía porqué querían irse.

Era escalofriante.

El sonido del viendo chocaba contra los grandes Robles de madera, de los cuales se estremecían y botaban sus hojas. El camino estaba casi oculto, y hacia un frío que helaba la sangre.

— ¿Es por aqui, no? — preguntó Gale, quien intentaba mirar hacia adelante.

Intento mirar hacia los lados buscando alguna señal de luz o vida que pudiera indicarnos cómo salir de aquí. Los chicos se habían desubicado, o quizá es que seguían algo ebrios, pero habíamos estado dando vueltas un buen rato y no llegábamos a ningún lado.

De pronto, escucho un crujido entre los árboles y mis ojos viajan en automático hacia el lugar.

¿Un animal?

Me acerco con pasos nerviosos hacia el arbusto y en cuanto estiro mi mano para moverlo, un grito desgarrador me advierte y pegó un grito en respuesta.

— ¡AH!
¿Que mierda fue eso?

Corro hasta donde estaban los demás, quienes parecen pasmados ante el espeluznante grito.

— ¿Qué carajos fue eso? — habló Zach, nervioso. Cady se aferró a su brazo mientras observaba el lugar con inseguridad.

— Tenemos que irnos. — soltó Gale.

Intentamos andar un poco más, pero acabábamos volviendo al mismo lado. Estábamos perdidos y solo sabíamos andar en círculo.

Distingo a lo lejos una silueta en medio de la neblina y enfocó mis ojos en la figura que se hace presente unos cuantos adelante de donde estoy mirando.

— Chi-chicos.

Solté.

Todos miraron hacía donde estaba.

— ¿Qué pasa?

— Hay alguien allí. — señalé hacia donde segundos antes de encontraba la figura pero ahora había desaparecido.

Mierda.

¿Qué estaba pasando?

- Jade, tenemos que irnos de aquí.

Shane me saca de mis pensamientos cuándo me toma del brazo y me obliga a girarle a verle.

Mis ojos encuentran los suyos y me percato del miedo que hay en ellos.

Al igual que en los míos.

Asiento y cuánto doy un paso detrás suyo, vuelvo a quedarme helada del miedo.

– ¡Ayuda!

De nuevo, ahí estaba aquél grito.

Reaccioné, y mi piel se puso de gallina al sentir un escalofrío por todo el cuerpo.

Era incluso desgarrador.

— ¿Esta es la hora de la cacería que hablaban? — les grité, desesperada, deteniendome a respirar algo de aire, necesitaba controlar mis nervios.

Shane me pasó el brazo por encima del hombro y me atrajo hacía él en un gesto protector.

— ¿Esto es lo que no querían decirme? ¿Que asesinan gente en medio del bosque?

Mis ojos van hasta Gale.

Cosas misteriosas pasaban aquí y ninguno había querido mencionar nada hasta que Gale soltó sobre la Hora de la cacería.

El Misterio que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora