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Hace un par de días, cuando discutía con mi madre sobre mi viaje hacia Claxfort, jamás imaginé que mi verano se convirtiera en uno misterioso y lleno de cosas inquietantes. Desde el momento en que toqué este pueblo algo comenzó, a ciencia cierta, no sabía que era, pero algo estaba ocurriendo.

Y lo comprobé, por la manera en la que encontramos a esa chica, por cómo aquella nota apareció en mi habitación, por cómo habían escondido aquel álbum de fotografías de la biblioteca de mi tía, la nota que encontré en el mismo lugar y por supuesto, ella.

Megara.

O bueno, seguía sin saber cómo era su nombre.

¿Cómo carajos se apreció en mi mente y me hizo venir hasta aquí?

¿Cómo estaba bien? ¿Donde estaba la chica moribunda que habíamos encontrado?

La habitación se había vuelto un caos. Todos seguíamos en una especie de shock al ver a la chica comenzar a ponerse mejor.

Cady se había ido de la habitación en cuánto la chica intentó ponerse de pie.

Zach se fue detrás de ella.

Gale estuvo por irse, pero la puerta se cerró detrás de Zach y seguramente no quería ser tan cobarde de abrirla y huir.

Shane se había apartado de mí, desconfiado, observaba todo con intranquilidad, nervioso, tenía un tic en su mano derecha y estaba tratando de ocultarlo.

Y yo... bueno, estaba observando mis manos como si hubiera lanzado algún hechizo, como si tuviera algo mal en ellas.

¿Que mierda estaba pasando?

Parecía una puta película de terror.

A penas y podía creerlo. La chica se estaba recuperando, su cuerpo se había sanado por sí sólo, o bueno, no entendía si tenía algo que ver con lo que dije. Jamás en mí vida había dicho algo como eso y fue demasiado extraño en cómo fluyó con naturalidad por mi boca. Fue cómo si alguien estuviera dentro de mí, cómo si me controlará.

Una fuerza que nunca antes había notado.

¿La había llamado hermana?

Mis ojos no podían dejar de ver a la chica, más o menos de nuestra edad. La chica se puso de pie y era por mucho una cabeza más alta que yo, su cabello recto que le caía sobre los hombros y tenía un flequillo sobre la frente que ocultaba sus espesas cejas negras y unos penetrantes ojos grises. Por alguna razón era muy familiar para mí.

Hasta que dijo algo que me hizo recobrar la cordura.

— Estas aquí.

¿Quién era ella?

¿Por qué su cuerpo se había sanado?

– No, no. Esto no es posible, tú no eres real. – refuté alejándome de ella quién pretendía acercase hacia mí.

Mis ojos van hasta Shane. Él está de pie en el marco de la puerta, no sale de su asombro y no creo que lo haga en mucho tiempo. Sus ojos brillaban con incredulidad, enfocaron a la chica quien avanzó un pasó, y se quedó aún más congelado. Lo que hizo fue observar a la chica de pies a cabeza con los ojos bien abiertos, cargados de horror, terror, confusión... Bueno, con un montón de confusión y sólo tenía una expresión en su rostro y era algo parecido a: ¿Qué carajos? Parpadeó un par de veces, y sus cejas se fruncieron antes de decir con una voz demasiado aguda y atónita para él:

— Jade... ¿Esto es un sueño?

Volvió a pestañear.

— Ésto es real — le dijo la chica.

El Misterio que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora