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Megara.

Días antes...

Por alguna razón me habían contactado.

Solo sabía que mis hermanas habían enviado una señal de ayuda y no pude resistirme a venir.

Así éramos nosotras, sin importar qué, sabríamos qué podíamos contar con las demás. Así que me aventuré a Claxfort, un pueblo aislado del mapa, había escuchado algunas historias de este lugar... historias de hace muchos años, donde la ambición de uno de nuestros hermanos llevó a la muerte a la mayoría de los pertenecientes de la iglesia. Los que se salvaron, dejaron de lado este mundo y lo que esto conlleva o simplemente se fueron a otro lugar.

Siempre dije que los hombres no eran los más apropiados para dictar en nuestra iglesia, son egoístas, egocéntricos, y ambiciosos, solo querían seguir el camino de los anteriores brujos donde solo ellos dictaban las normas y tenían el pensamiento machista y enfermizo que les inculcó Satán, por otro lado, nosotras solo éramos usadas de objeto sexual, sin importancia. Pero eso se acabó después de que Lilith surgió y ayudó a las mujeres brujas hace más de un siglo. Las brujas obtuvimos lo que siempre quisimos, más reconocimiento... más respeto.

Se llegó a un pacto, y tanto mujeres y hombres seguíamos a nuestros señores: Satán y Lilith.

Claxfort siempre había sido tierra sagrada para las brujas, a pesar de la tragedia que inundó este pueblo décadas atrás, sin embargo, me preocupaba el hecho del porqué las pocas hermanas que quedaban pedían ayuda a gritos. Después de un par de días de viaje, llegué a la iglesia y me sorprendió no encontrar a ninguna de mis hermanas o hermanos.

¿Qué estaba pasando?

¿De donde provenían esos gritos de ayuda si nadie se encontraba?

¿Habrían muerto?

Sin embargo, en ese mismo instante comencé a investigar sobre lo que ocurría y no fue hasta el anochecer cuándo una pequeña niña entró a la iglesia derramando lágrimas de sangre que descubrí lo que estaba pasando.

Sacrificios.

Sostuve a la niña en mis brazos mientras me explicaba todo, ¿cómo era posible? ¿En qué momento se habían salido las cosas de control?

— Debes ayudarnos, Megara. — susurró con su último aliento antes de cerrar los ojos.

Sollocé de impotencia de haber llegado tarde y no poder salvarle la vida a la pequeña.

Entonces su nombre vino a mi mente.

Darak.

El hombre que había asesinado a sus hermanos años atrás estaba de vuelta y cobraba venganza por haberlo encerrado, buscando alcanzar su máximo poder quitándoselo a los demás hijos de la Noche.

¿Qué debía hacer?

¿Enfrentarme a él? ¿Pedir ayuda al consejo?

Pero el consejo en Claxfort está desaparecido.

Y me tomaría días contactar a los de mi pueblo.

El Misterio que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora