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El transcurso del resto de la tarde pasó con rapidez. Después del almuerzo había dormido una siesta y luego de eso me había tomado el atrevimiento de escabullirme en la biblioteca de mi tía, en busca de viejos álbumes o libros que pudieran recordarme a mi padre y su infancia.

En efecto, había conseguido varios álbumes de fotografías viejas de mi padre junto a mi tía, fotos con la abuela y algunas con demás amigos. Todo indicaba una infancia feliz, risueña, parecían una gran familia unida.

Sin embargo, todos y cada uno de esos libros tenían grabado en letra pequeña, como si se tratara de algún recordatorio, una día en especifico: 25 de octubre. Me estremecí, confundida, quizá era el día en que imprimieron las fotos.

Pero esa fecha era importante para mí, a pesar de la gran casualidad, me había quedado una inmensa interrogante, ¿Por qué tenía la fecha grabada del dia en que mi padre había muerto? Mientras revisaba la estantería, sentía la presencia inquietante de algo a mi alrededor. Tuve que girarme varias veces a ver si alguien estaba conmigo, pero no. Era estúpido, quizá mi mente jugandome una mala pasada.

Uno de los viejos libros llamó mi atención. Lo tomé y sacudí el polvo que salía del objeto, me senté en una de las bancas cerca del librero y abrí el libro para leer la primera página.

Recuerdos de M...

¿Recuerdos de M?

¿Quién es M? ¿Es mi padre? ¿Mi tía Maxinme? ¿Algún otro familiar que no conozca?

Peculiarmente, me picaba la curiosidad con aquel libro. Pasé la página.

En blanco.

Pasé la página de nuevo.

Había una fotografía.

Tres personas se encontraban en aquella foto. Eran adolescentes en ese entonces, dos para mí eran totalmente reconocibles: Mi papá y su gemela, Maxinme. ¿Quién era la tercera persona en la fotografía?

Pasé el dedo por la fotografía, especialmente por la figura de mi padre.

- ¿Qué haces, Jade?

Joder.

Me sobresalto y cierro el libro con rapidez. Mi vista busca automáticamente a mi tía en la entrada de la habitación. Está de brazos cruzados y con una postura bastante seria.

- Estaba viendo fotos.

Me pongo de pie y dejo el libro donde lo encontré.

Mira con desconfianza aquel libro y entonces cambia el semblante a uno más relajado.

- Perdona, supongo tengo también tiempo sin abrir esos álbumes, no quiero que los recuerdos vayan a dañarse.

Me dedica una sonrisa de boca cerrada. - Es hora de que me vaya, me iré a jugar bingo con los demás.

- Sí no vuelves con al menos ganas uno, dañaras la imagen de la familia. - ella se ríe.

- Un Carter jamás pierde fácilmente.

La acompaño hasta la entrada y abro la puerta de la casa dónde me despido de ella, me quedo de pie en la puerta y observo cómo rápidamente la cabellera rubia de Cady y los mechones desordenados de Dane se acercan a mi entrada.

Era hora de irnos.

Cerré la puerta detrás de mí y salí en dirección a donde se encontraban.

- Hola.

Me saludaron al unísono.

— ¿Qué hay de divertido por aquí?

Cady se adelanta unos cuantos pasos, en eso se gira y empieza a caminar de espaldas a la calle, pero frente a nosotros.

El Misterio que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora