El trato con Lucifer.

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Charlie podía considerar nombrar el día después del exterminio como el día que menos le gustaba de todo el año.
Le dolían los músculos, también la cabeza, se sentía cansada... Ni siquiera era por el día completo de matar demonios.
¡Era por la celebración después de eso!

Mierda, ¿Por qué siempre que Brielle escogía lo que se haría para celebrar tenía que terminar en alcohol?

Salió de su cama, literalmente arrastrando sus pies.
Cuándo se lavó la cara y se cambió estaba segura de que se sentía mejor lo suficiente al menos para ir a buscar a su madre.

Sabía perfectamente dónde la encontraría.

El jardín de su casa, según su mamá, era lo más parecido al Edén.
Su padre le había construido el jardín de modo que fuera una réplica exacta en miniatura, especialmente para ella.
Lilith solía pasar la mayoría del tiempo ahí, la escuchaba cantar todo el tiempo mientras cuidaba de él. Así que no era sorpresa para ella que su mamá se encontrara ahí justo ahora, sentada en la banca del centro. Parecía que incluso la estaba esperando.
Lo que la asustó un poco.

En el momento en que Lilith notó su presencia, una sonrisa se dibujó en sus labios.

- Hola, cariño. ¿Cómo te fué ayer?

Sonrío al escuchar la pregunta.
Sabía que a su mamá siempre le había desagradado la idea del exterminio. Pero sabía también que nunca se opondría a algo que Charlie amaba.
Así que las dos hicieron una clase de pacto silencioso sobre nunca hablar de eso directamente, para evitar algún conflicto que rompiera con su buena relación.

- Hola, mamá.

Charlie se sentó a su lado, mientras que su madre sostenía una de las flores en sus manos con delicadeza.

- Todo bien. Mejor que el año anterior, en realidad.

- Me alegra escuchar eso, cariño.

Lilith hace una pausa, dejando las flores de lado, y algo le dice a Charlie que hay algo que su mamá está apunto de decir que merece toda su concentración dirigida hacia ella.

- Tu padre quiere verte en su oficina, por cierto. Dice que es algo importante.

Mierda, ¿Ahora qué hice?

Lilith debe notar el miedo en los ojos de Charlie, porque después, sonríe suavemente, poniendo una mano sobre la suya.

- No te preocupes. No es nada malo. Tu padre solo quiere hablar contigo sobre... el futuro - Charlie sintió la mano de su madre apretar ligeramente la suya, intentando tranquilizarla - Creo que tiene que ver con tu liderazgo y cómo puedes compartir algunas responsabilidades con otros.

Charlie no necesita saber más para entender a lo que quiere llegar.
Entonces, suspira, con una ligera molestia.

- Ya les dije que no quiero buscar una segunda al mando.

- Lo sé. Pero tu padre cree que es importante que tengas alguien que te apoye y te ayude a llevar el peso de tus responsabilidades. No quiere que te sobrecargues demasiado.

Charlie baja la mirada con una mueca, pero Lilith la sigue hasta volver a tener su atención.

- Y yo creo que tiene razón. No puedes hacer todo sola, Charlie. Necesitas alguien en quien confiar, alguien que te ayude a tomar decisiones importantes.

- Pero las cosas han funcionado bien. ¡De maravilla! No necesito una segunda al mando - Charlie entonces aprieta los labios en un puchero - No quiero una segunda al mando.

Sus ojos miran a su madre con súplica, pensando que tal vez si tal vez puede convencerla a ella con eso como lo hace con los demás ángeles. Pero en lugar de eso, Lilith comienza a reír.

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