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El celo había acabado, no había visto a Conway después de ese día.

Es tan impulsivo, no lo va a negar, siente un poco de miedo imaginarlo hacer cosas malas hacia su persona, pero el miedo que sucede en su imaginación se desaparece cuando lo tiene frente a él.

La puerta se abrió, asustándolo y... Oh no, justo quien pensaba estaba parado en el marco de la puerta.

— Esta noche habrá un evento en esta mansión, no quiero que salgas de aquí — Avisó con un tono frío.

— ¿Puedo saber por qué?

— No, son cosas de negocios — Salió de la habitación, pero Gustabo no se iba a quedar con la duda, así que lo siguió.

- Sería muy aburrido — Dijo cruzándose de brazos antes de entrar al despacho del alfa quien se giró peligrosamente - Yo también quiero estar en el evento.

El alfa frunció el ceño ante el descaro de aquel omega, ¿cómo se atreve a perseguirlo con la finalidad de hacerle cambiar de opinión?

- ¿No tienes oídos? Te dije que te quedarás dentro de la habitación - Le recordó con mal humor y entró al despacho, al intentar cerrarle la puerta en la cara, el rubio intervino, entrando al despacho también - No conocía esto de ti, pensaba que eras un tonto omega sumiso.

Bueno, en sí, debería temerle a Conway después de lo que sucedió, pero su omega interior le incita a mostrarse sin miedo frente al alfa, es como una forma para tenerlo un momento cerca.

- Ahora ya lo conoces, ¿Por qué pensaste eso? - Preguntó, su mentón firme. Gustabo era un omega muy curioso, era difícil de callar y si permanecía en silencio mucho tiempo sus cercanos pensaban enseguida que algo tenía. Cree que ya entró en confianza con el alfa, eso es lo que cree.

El pelinegro lo estudia de pies a cabeza, era una sorpresa verlo hablar mucho y enfrentarlo.

- Tienes una cara de sumiso - Respondió, recostando su cadera en el escritorio y cruzándose de brazos.

- Las apariencias engañan al parecer - Dijo el omega, mirando el gran porte de Conway - No me gusta estar encerrado...

Conway bufó por la nariz y se acercó al omega, se agachó un poco para estar a su altura y mirarlo de cerca - ¿Quieres que te complazca en eso? - Preguntó con un tono de burla - No soy la persona adecuada para consentir niños. Lárgate - Lo empujó del hombro y le dio la espalda - Es una orden, no vas a salir de la habitación.

- Solo quiero saber el porqué, y ya - Murmuró un poco molesto el menor, sobando su hombro.

El alfa gruñó en voz alta con mucha molestia, se giró rápidamente y habilmente sacó su arma para pegarla en la frente de Gustabo quien abrió los ojos con temor — No me temblará la mano para matarte en este momento, pero estoy siendo considerado contigo, vete de aquí antes de que mi pizca de pena se termine.

El omega se alejó saliendo del despacho, en el pasillo se encontró con un omega muy diferente, era alto y con cresta, se veía feliz. No imaginó que en esa mansión también trabajaban omegas.

— Holaaaa — El omega de cresta lo saludó con muchos ánimos — Soy Horacio, ¿tú cómo te llamas? ¿Cuánto tiempo estás aquí?

— Hola — Dijo seco — Soy Gustabo con b. Llevo poco tiempo.

— Estoy buscando una habitación vacía que me indicaron que estaba por aquí. Un ruso me eligió para pasar sus celos — Dijo con una amplia sonrisa.

Gustabo frunció el ceño, confundido. En realidad pensó que era el único omega que sería elegido, pero al parecer los hombres de Conway también quieren tener un omega para pasar su celo.

CELOS DE HIERRO (JACKSTABO) OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora