Los enfermeros trabajaban con precisión alrededor de Conway, quien yacía inconsciente en la camilla. Moviéndose rápidamente, colocaron electrodos en su pecho para monitorear su ritmo cardíaco, mientras ajustaban la mascarilla de oxígeno sobre su rostro para asegurarse de que respirara adecuadamente. Uno de ellos preparó una vía intravenosa en su brazo para administrar medicamentos, mientras otro vigilaba atentamente el monitor, cuyas líneas en zigzag mostraban la peligrosa arritmia que había afectado a Conway.El equipo ajustó cuidadosamente las correas alrededor de su torso y piernas, asegurándose de que no se moviera involuntariamente, mientras comenzaban a administrar un goteo continuo de medicamentos para estabilizar su ritmo cardíaco. Sus manos, que antes estaban tensas y crispadas, ahora descansaban inertes a los lados de su cuerpo, mientras los enfermeros se comunicaban en voz baja, tomando decisiones rápidas pero cuidadosas.
Finalmente, después de estabilizarlo, lo trasladaron a una habitación privada, donde lo conectaron a un monitor cardíaco y lo colocaron bajo observación intensiva. Conway permanecía inconsciente, su respiración ahora más estable, pero aún bajo los efectos de la grave arritmia que había sufrido.
Horas Después:
Conway estaba acostado en la camilla, su piel pálida contrastando con la suave luz que entraba por las persianas. A su alrededor, el sonido constante de los monitores llenaba la habitación, cada pitido sincronizado con los latidos de su corazón, que ahora, aunque más regulares, aún mostraban signos de debilidad.
A un lado de la cama, Gustabo estaba dormido en un pequeño sofá, su cuerpo en una posición incómoda pero sin moverse, agotado por la tensión y el miedo de las últimas horas. Su rostro, aunque tranquilo en reposo, tenía rastros de las lágrimas que había derramado, y sus manos aún estaban ligeramente apretadas en su pecho, como si intentara protegerse de un dolor invisible.
El alfa, que había empezado a recuperar la conciencia, parpadeó lentamente, sus ojos enfocándose en la figura del omega. Aunque su cuerpo aún se sentía débil y cada respiración requería un esfuerzo consciente, su mente estaba clara. Observó a Gustabo por un largo momento, notando cómo su pecho subía y bajaba de manera suave, su respiración regular y pacífica.
Fue entonces cuando vio las plantas de los pies del omega, que colgaban fuera del sofá. Estaban enrojecidas y con pequeñas laceraciones, marcas evidentes del sacrificio que había hecho corriendo descalzo para buscar ayuda. Conway sintió una punzada en su pecho, no por la arritmia, sino por otra razón, una emoción que no quería reconocer.
El alfa, siempre acostumbrado a controlar todo y a todos, se encontró vulnerable ante la imagen del joven omega que, a pesar de todo, no lo había abandonado. La visión de Gustabo, agotado y herido, despertó algo dentro de él, un instinto protector que no había sentido en mucho tiempo.
Conway tragó saliva con dificultad, sintiendo cómo su garganta se cerraba mientras sus ojos permanecían fijos en Gustabo. La posición en la que el omega dormía era incómoda, con su cuerpo retorcido en el pequeño sofá. Las heridas en sus pies sucios se veían dolorosas, y a Conway le costaba aceptar que aquel omega, que había corrido descalzo por su causa, se hubiera quedado a su lado pese a todo.
Intentó levantarse, pero una ola de debilidad lo golpeó. Su cuerpo, aún afectado por la arritmia, se negaba a responder como él quería. Cada intento de moverse solo le causaba más mareo, y el esfuerzo le arrancaba un jadeo pesado, casi imperceptible, que no quería dejar que se convirtiera en un gemido de frustración. No podía dejar de pensar en Gustabo, y la impotencia de no poder hacer nada lo consumía.
Con un esfuerzo, el alfa estiró el brazo hacia el botón que estaba al lado de la camilla. Sabía que al presionarlo, una enfermera llegaría. Sus dedos temblaron levemente, pero logró presionar el botón antes de dejar caer la mano sobre la cama, agotado.
![](https://img.wattpad.com/cover/370428234-288-k614353.jpg)
ESTÁS LEYENDO
CELOS DE HIERRO (JACKSTABO) OMEGAVERSE
FanfictionJack conway, un poderoso alfa mafioso, busca un omega para pasar su próximo ciclo de celo. Dispuesto a pagar generosamente, ordena a sus hombres reclutar omegas necesitados de dinero. Entre ellos, un omega rubio de ojos azules y aroma a miel destaca...