Arcos Perdidos, 1080 aps (Escala de presión abisal)
—Siéntate ahí —me ordena en cuanto llegamos a lo que intuyo que es la cocina. Es incluso más extraña que el salón anterior—. Tu sangre podría poner en peligro a los demás.
Pero no me lo creo, Thago también tiene una herida abierta que podría ser una amenaza para el grupo, así que apoyo la espalda en la pared polvorienta repleta de grietas. Sin embargo, Kowl no espera a que tome asiento. El cuerpo se me tensa cuando recorta la distancia que nos separa y cruza los brazos. Elevo la mirada a sus ojos sombríos.
—¿Quieres ser un lastre para el grupo? —Su pregunta suena a advertencia.
—¿Qué quieres, Kowl?
—Arreglar el estropicio que te has hecho en el tobillo al correr.
—Ya te dije que sé coser heridas.
—Pero eres tan quisquillosa con las agujas que estoy seguro de que no lo harás y, teniendo en cuenta tu orgullo, tampoco pedirás ayuda.
—No me conoces.
Entrecierro la mirada, ofendida por lo obvia que resulto ser para él. Entrelazo los brazos, a la defensiva, por si tuviese que desenvainar mis dagas con rapidez, y parece que entiende mi lenguaje corporal porque enseguida retrocede un paso escupiendo un suspiro.
—Escúchame bien, la situación es esta —dice, y su expresión se torna severa—. Si alguien muere porque el olor de tu sangre atrae a una bestia, te dejarán atrás; si se te infecta la herida o no puedes caminar, te dejarán atrás. La ausencia de la Sanadora hará que tomemos decisiones más drásticas.
Me cuesta creer que su preocupación esté exenta de segundas intenciones, pero me resigno a aceptar que tiene razón. Soy orgullosa, no tonta, y en este instante no quiero arriesgarme a que nos quedemos a solas de nuevo.
—Hay otra persona que también está herida —espeto aflojando los brazos—. ¿O acaso solo mi sangre es peligrosa?
—¿Quién?
—Thago.
—De acuerdo —contesta negando para sí mismo y se marcha al salón.
Cuando vuelven, Thago se sobresalta al verme junto al marco de la puerta, frotando con el borde de mi capa la asquerosa sangre de los Sacránimos esparcida por mis dagas restantes. Nos miramos, él receloso y yo furiosa de que el líquido oscuro tarde tanto en desprenderse de las hojas.
—¿Qué es esto, una emboscada? —inquiere llevándose la mano a la empuñadura de la espada.
—¿Crees que estamos para emboscadas? —digo al levantar la vista de la daga antes de guardarla en la funda de mi corsé.
—Tu compañera está preocupada por la herida que tienes en el brazo. —La voz grave de Kowl retumba en la cocina mientras se agacha frente a mí y se despoja de los guantes—. No seas estúpido, suelta tu espada y dale las gracias.
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©Piel de Cuervo ROMANTASY (PDC) (COMPLETA)
Fantasía🖤PREMIO MEJOR HISTORIA EDITORIAL SUBMARINO🖤 Trece chicos y chicas están a punto de participar en una expedición rumbo a las profundidades malditas del Abismo. Solo hay un objetivo: cosechar la Flor de Umbra para el Príncipe Cuervo. O eso es lo que...