8. Desolación

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Yo coloqué
algodones
en cada una de tus perforaciones,
las limpié
y las llené de corcho,
un tapón
para que tu corazón
no sollozase
al inclinarse a mirar.

Tú colocaste rosas en las mías
pero tenían espinas
y abejas se empapaban los labios
mientras me aguijoneaban.

¿Me las distes para sellarme
o para transformarte
en el payaso loco
de mis pesadillas?

Mi corazón se deshizo
volviéndose agua
creía que me sosegabas
pero fuiste directo,
rompiste las entradas
y sonreías mientras tragabas.

Fuiste inteligente
apareciste
cuando más dañada estaba
ofreciéndome tu corazón,
especulando
y diciendo ser mi salvador.

Me aferré a ti
tú lo valías
pero para ti
solo era una muñeca
pulverizada.

Creías que aguantaría
y simplemente
aproximaste la sierra
y cortaste mi alma.

En la camilla
estaba bordado mi nombre
qué majo fue el forense.

— Janny

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