(Comienza desde que están en el ómnibus luego de las vacaciones)
Unas cuantas horas después de aquel largo viaje en autobús, cuando estábamos cerca de mi calle, desperté a Tadashi suavemente.
—Ya casi llegamos— susurré tocándole el hombro.
Él abrió los ojos lentamente, parpadeando para despejarse del sueño— ¿Ya estamos aquí?
—Sí, estamos cerca— sonreí— ¿Te gustaría quedarte en mi casa esta noche?
Asintió, todavía medio dormido— Sí, me gustaría dormir a tu lado.
Asentí y ambos bajamos del autobús, sosteniendo nuestras mochilas con fuerza y sonriéndonos como dos idiotas enamorados. Caminamos hacia mi casa, disfrutando de la fresca brisa nocturna. Al ingresar, mi madre nos esperaba cerca de la puerta.
—¡Kei!— exclamó abrazándome con fuerza— ¡Bienvenido a casa!
Luego, se volvió hacia Tadashi y le dio un abrazo afectuoso, a pesar de no conocerlo mucho. Mi madre siempre sabía cuándo alguien necesitaba cariño. Sus ojos se detuvieron en las bandas de sus brazos, pero no dijo nada. Sabía que me preguntaría más a fondo sobre eso después.
—¿Cómo te sentiste estando sola en casa por primera vez?— le pregunté a mi madre.
—No estuve sola— respondió con una sonrisa enigmática.
Iba a preguntar a qué se refería cuando escuché unos pasos en el pasillo. Me volví y me encontré con mi hermano, Akiteru, de pie con una sonrisa en el rostro.
Al verlo, una oleada de emociones me golpeó. Lo único que podía recordar en ese momento era su época en la que la depresión casi lo consumió y cómo las drogas eran su escape para sobrellevarlo. Recordaba el dolor que sentía al verlo así, adicto, destrozado, perdido. Los días oscuros y las noches de insomnio temiendo que algo le sucediera, los gritos, las peleas... todo regresó como una avalancha.
—Akiteru...— murmuré, incapaz de ocultar mi sorpresa.
Dio un paso hacia mí, pero lo alejé con violencia, golpeando sin querer con mi hombro a Tadashi. Pretendí que no me importaba y encaré a mi hermano.
—¡Aléjate de mí!
—¡Tsukki, por favor! Solo quiero hablar. Ya me rehabilité, ahora estoy bien.
—¡No me llames así!— grité— No me importa nada de lo que digas. Lo que hiciste fue demasiado. Nunca podré perdonarte.
—Por favor, podemos volver a ser una familia.
—Debiste haber pensado en tu familia antes de marcharte.
—Pensé en ustedes en cada momento— dijo con su voz temblando— Sabía que los lastimaba en mi estado, por eso me fui.
Lo empujé de nuevo y le espeté que me dejara en paz antes de dirigirme directamente a mi habitación. Mis sentimientos eran una mezcla de furia, tristeza y traición. Sentía como si todos esos años de dolor y preocupación hubieran regresado de golpe.
Escuché cómo Tadashi me seguía en silencio y cerraba la puerta tras de él.
—Tsukki...
—¡Cállate, Tadashi!— grité.
—Solo quiero...
—¡No digas nada! Carajo...
Se acercó y me enfrentó con su rostro enrojecido por la ira— ¡No, Kei! ¡No voy a callarme! ¿Crees que eres el único que sufre? ¡Quiero apoyarte pero no me dejas hacerlo!
ESTÁS LEYENDO
Fallen angel// TsukiYama
Teen Fiction𝒯𝑜𝒹𝒶𝓋𝒾𝒶 𝓉𝑒𝓃𝑔𝑜 𝓉𝒶𝓃𝓉𝒶𝓈 𝓅𝓇𝑒𝑔𝓊𝓃𝓉𝒶𝓈 ¿𝒞𝑜𝓂𝑜 𝓉𝑒 𝓂𝒶𝓃𝓉𝒾𝑒𝓃𝑒𝓈 𝓉𝒶𝓃 𝒻𝓊𝑒𝓇𝓉𝑒? ¿𝒞𝑜𝓂𝑜 𝓁𝑜 𝑒𝓈𝒸𝑜𝓃𝒹𝒾𝓈𝓉𝑒 𝓉𝑜𝒹𝑜 𝒹𝓊𝓇𝒶𝓃𝓉𝑒 𝓉𝒶𝓃𝓉𝑜 𝓉𝒾𝑒𝓂𝓅𝑜? ¿𝒞𝑜𝓂𝑜 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑜 𝓆𝓊𝒾𝓉𝒶𝓇𝓂𝑒 𝑒𝓁 𝒹𝑜𝓁𝑜...