CAPÍTULO 4

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          Abbysael se acercó con prisa a la entrada, misma que tenía una puerta gruesa de madera con varios animales y símbolos grabados

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          Abbysael se acercó con prisa a la entrada, misma que tenía una puerta gruesa de madera con varios animales y símbolos grabados. Sobre ella había un enorme sello que parecía emitir un brillo dorado. Mi compañero felino comenzó a realizar un cántico, con el cual la puerta comenzó a abrirse poco a poco. Mientras esta se iba abriendo, se empezaron a escuchar unos lamentos indescriptibles ,acompañados de desgarradores gritos de dolor, tan intensos que me llenaron de miedo y desesperación. Cuando la puerta terminó de abrirse dejó salir un humo espeso y con un terrible olor, similar a huevo podrido, tan fuerte que me hizo doler la nariz.

          El humo se despejó luego de unos minutos, pero el olor seguía y al adentrarnos a ese lugar este se intensificaba aún más. Mientras avanzábamos, a nuestro alrededor se comenzó a ver un paisaje desolador, lleno de oscuridad con apenas una tenue luz que dejaba entrever el camino. Conforme avanzábamos hacia nuestro destino, la silueta de unos árboles gigantes comenzaron a hacerse visibles al mismo tiempo.

          Al acercarnos, pude ver algunos cientos de aves rondando aquellos árboles. Al ir avanzando mis oídos se llenaron de horror al comenzar a escuchar unos gritos espantosos llenos de dolor y desesperación; sin embargo, mi compañero gato ni se inmutaba ante el espantoso sonido.

          Al estar lo suficientemente cerca, logré ver que las ramas de los árboles estaban repletas de humanos colgados de brazos o piernas, quedando suspendidos como si fueran los frutos del árbol. Y supe que aquellas aves en realidad eran cuervos gigantes, encargados de devorar todos los "frutos" del siniestro bosque.

          Le pregunté a Abbysael: 

          —¿Qué es todo lo que sucede aquí?

          —Mira, humano, el infierno es enorme, tanto que no te lo imaginas. Este se divide en secciones y en cada sección se castigan ciertos tipos de pecados y atrocidades cometidos por ustedes, los humanos. Sin embargo, la mayoría de los "infiernos" tiene una salida y, una vez lavados los pecados y cumplida la penitencia, el alma queda limpia y los condenados pueden irse al cielo. 

          —Entonces, ¿el castigo en el infierno no es eterno? Siempre pensé que sí.

          —No te equivoques, humano —me dijo mientras empezaba a reír de manera maliciosa—. Desde que se creó el infierno hasta el día de hoy, nadie ha salido de aquí

          Esto último me desconcertó bastante, ya que, ¿por qué alguien preferiría quedarse en este sitio en vez de ir al cielo?

          —A este lugar lo llamamos "El bosque olvidado".

          —¿Y qué es lo que le da el nombre?

          —Este infierno fue diseñado para los agnósticos, y esta es una de las secciones que no tiene salida. Aquí nadie custodia y prácticamente nadie viene nunca. El único contacto con algún ser que tienen los condenados de este lugar son esos cuervos. La condena para los agnósticos es permanecer aquí, inmóviles, mientras las aves los devoran poco a poco. Y una vez que estas terminan, el árbol abrirá un capullo del cual surgirán nuevamente; y como no creen en nada ni en nadie, nadie los puede perdonar, así que no existe salvación para ellos y tienen que permanecer aquí hasta el fin de los tiempos.

 Y una vez que estas terminan, el árbol abrirá un capullo del cual surgirán nuevamente; y como no creen en nada ni en nadie, nadie los puede perdonar, así que no existe salvación para ellos y tienen que permanecer aquí hasta el fin de los tiempos

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          Un frío recorrió mi cuerpo y me llenó de un terror inexplicable. Muchas veces, o mejor dicho, durante mucho tiempo, renegué de la existencia del cielo y del infierno, y el pensar que podría estar en ese lugar por toda una eternidad era algo tan espantoso que las lágrimas se me escaparon y me tiré al suelo desesperado por la idea. El felino que me acompañaba me miró con una expresión llena de lástima, aunque su rostro no revelaba el enojo que sentía. Traté de calmarme y le pedí que me diera un par de minutos para poder continuar. En ese momento, mi miedo y desesperación eran tan intensos que no presté atención a la mirada de mi compañero. ¿Cómo podía un demonio sentir lástima por un humano? Pronto entendería el porqué.

          Cuando logré reponerme de mi ataque de pánico, me puse de pie, me disculpé y seguimos avanzando. Aunque la idea de estar en ese infierno no desaparecía de mi cabeza, yo sabía que debía continuar, pues, a fin de cuentas, era la única forma en que podría irme de allí. Traté de distraer mi mente pensando en otras cosas, como por ejemplo en lo que haría al estar fuera del infierno. Primero vendería aquella moneda rara que me dieron. Con el dinero que obtuviera, me iría de viaje, compraría un auto lujoso y quizá una gran casa, iría a beber y me acostaría con todas las mujeres que pudiera. Así seguí pensando en tonterías hasta que, sin darme cuenta, me adentré en el bosque. Al percatarme de que me había alejado de mi compañero, el miedo me invadió de nuevo. 

          Mi respiración se volvió irregular, empecé a ver borroso y, como por impulso, comencé a correr hacia el sendero por donde veníamos. Pero la mala visión que tenía debido al miedo, los gritos de aquel lugar y el sonido de las aves me impedían ver por dónde iba. Después de unos minutos corriendo, tropecé con la raíz de uno de esos árboles. Al caer, choqué con el tronco de otro de ellos, lo cual causó un fuerte estruendo que hizo que los cuervos cercanos volaran, dejando su encomienda. Al irse las aves, dejaron caer por todas partes los restos de lo que estaban comiendo. Así fue como termine lleno de vísceras y rodeado de partes humanas. La vista era asquerosa y yo estaba inmovil, prácticamente petrificado por el horror y asco que sentía, pero lo peor aún estaba por llegar.

          De alguna manera uno de los horribles frutos cayó cerca mío, dentro de él se alcanzaba a ver una persona mutilada, llena de sangre, con pedazos de piel y carne colgando, sus huesos se asomaban por varias partes pero que aún estaba con "vida". Esto lo noté porque, cuando el fruto cayó, esta "persona" trataba de zafarse de él y huir. En uno de los movimientos que hizo, se dio cuenta de que estaba yo allí y trató de abalanzarse sobre mí, gritando con gran desesperación que lo ayudara. Al ver esta escena tan espantosa, no pude más y di un grito tan horrible que debió escucharse en todo el bosque. Cuando no pude más, caí inconsciente.

 Cuando no pude más, caí inconsciente

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Una mirada al abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora