Capítulo 9

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— Mentí. Te mentí, mi amor — La desesperación no la fingió, las ganas de saciar su hambre, tampoco. Aprisionó sus labios nuevamente, aprovechando su confusión.

Wyatt no podía lidiar entre sus palabras y sus acciones, seguía cada beso con torpeza, consiguiendo ahogarse, pero ni al borde del colapso, Cassian le demostró piedad. Lo único que le separaba de no caer, era el vidrio de la ventana sobre la que estaba apoyado.

Cada movimiento de lengua le daba un ataque de timidez, cada caricia le amontonaban los suspiros en la garganta, solo podía seguir el compás de sus labios con decadencia, olvidando la derecha de la izquierda. Cassian estaba invadiendo hasta su alma.

— Pa... para — murmuró en medio del beso sin número, ya había perdido la cuenta de cuantos le robaron — ¡Cass! —

Asustado por el grito, el contrario retrocedió lo suficiente para dejarle respirar. Sostenía exasperado sus mejillas, procurando rozar sus labios con los suyos, ansioso por volver a tomar otro, porque consideraba innecesaria una charla con palabras.

— Te amo, Wyatt — estaba sin aliento, enredando sus bocanadas de aire con las de su ex novio, luchando por mantener el balance, tiritando por el derroche de sus emociones, se sentía como un crío estúpido profesando amor — Te amo —

— Cass. ¡Cass! — Apartó el rostro, recibiendo el nuevo beso sobre su cachete, estaba empezando a irritarse — No necesito una confesión... — Su pecho aún no dejaba de moverse erráticamente por falta de aire — Dame una explicación —

— Vas a enojarte conmigo — susurró al apoyar su frente contra su hombro, dándose por vencido. Entrelazó una de sus manos a las de Wyatt, empezando a relajar esas ganas insaciables de tomarle — pero lo hice porque debía protegerte, ¿cómo iba a saber que me alargarían la vida? —

El peso sobre su cuerpo le reconfortó. Las lágrimas se deslizaron por sus ojos, está vez Wyatt ya no quiso detenerlas, ni siquiera podía hacerlo, Cassian estaba encima de él, dominando hasta el ritmo de sus respiraciones.

— Creí que moriría, Wyatt. ¿Cómo podría arrastrar conmigo a la persona que amo? — Cuestionó al abrazarle con su mano libre, invadiendo su alma con su toque, acariciando el contorno de su espalda, derribando la distancia que no existía entre ellos — Lo correcto era dejarte ir a rehacer tu vida, en vez de podrirte en una silla de hospital esperando un milagro —

— Quiero golpearte. Te golpearía por intentar morir solo — dijo desconsoladamente, de tantas lágrimas ya no podía ver nada a su alrededor, todo lo que sentía era Cass, hablando contra su oído, sosteniendo su mano y sujetando su cuerpo, haciéndole tiritar — Cuando te den el alta te voy a golpear. No sabes cuanto me hiciste sufrir, eres un idiota... —

— Tú eres un idiota más grande — se alejó con el rostro empapado de su llanto, besó sus mejillas en un intento por calmarle — por enamorarte de mí, eres el único que pierde —

— ¿Quién dijo que voy a salir contigo? — Wyatt ignoró sus besos y apoyó su rostro contra su pecho, en el lado contrario de su corazón — Te odio mucho. Me hiciste daño, eres un egoísta —

Enternecido al percibirlo haciendo un berrinche infantil, acarició sus cabellos con parsimonia — Wyatt, los dos sabemos que saldrás conmigo —

— ¡¡Que te jodan, Cass!! —

— No, está vez no saldremos... Está vez te casarás conmigo — Un acto de amor tan grande como atar sus vidas, significaba la eternidad en su retorcida mente — Es una propuesta de matrimonio, cariño —

Wyatt había dejado de respirar, no entendía cómo había escalado todo tan rápido en cuestión de minutos. Su dolor no era tan desconsolado como creía, había cesado por la sorpresa y ahora, su rostro era invadido por un gran rastro de bochorno y alegría, aunque la confusión no le dejaba saltar emocionado y pegar un grito de contento.

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