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"Animales Fantásticos"

   Newton pensó que le tomaría más tiempo, pero se encariño bastante rápido de Credence. No podía parar de consentirlo, de animarlo a ser menos tímido con él, queriendo que confiara más.

Credence era un gran compañero, no pensó que cuidar de un niño sería tan agradable. Sin embargo, era algo que ocupaba mucho de su tiempo. Con la publicación del libro, sus criaturas y el final de sus vacaciones, Newt tenía un tiempo bastante limitado ahora con Credence en su vida. Los niños necesitaban demasiada atención, aunque Credence parecía estar acostumbrado a estar solo.

Por eso, Bunty estaba allí, para ayudarle con las criaturas. La chica era increíble, realmente era de gran ayuda y sus bebés se había adaptado bastante bien a ella.

A diferencia de Credence.

—Credence. —luego de despedir a Bunty, Newt llama al pequeño niño que ahora vive con él. —Bunty se fue, puedes salir de donde te escondes. —busca en el primer piso, escuchando un ruido proveniente de la cocina. Cuando entra, encuentra que la puerta de la alacena superior se abre, dando vista a un niño de cabello corto asomando la cabeza. —¿Cómo subiste allí?—Scamander de inmediato se acerca para tomar a Credence en sus brazos. —Es peligroso. —le dice mientras salen de la cocina. —¿Por qué no te agrada Bunty? —Credence no tenía problemas con interactuar con otros niños una vez pasaba su timidez, pero era bastante receloso con los adultos. Cuando Bunty apareció, Credence de inmediato se escondió de ella. Y cada vez que la veía, huia a otra habitación sin darle la oportunidad de ni siquiera saludarlo. Y cuando le pregunta, Credence simplemente hace una expresión triste, evitando responder. —Está bien está bien. —Newt le permite salirse con la suya cada que ve esa expresión en Credence.

—¿Por qué debe venir todos los días? —Credence pregunta cuando entran a la sala de estar, con Newt tomando algunos libros.

—Ella me ayuda. —el Magizoologo se sienta en el piso luego de responder. Credence ahora sentado en su regazo, sosteniendose de su camisa.

—¿A qué?

—Con cosas del trabajo. —aunque por la mañana y por la noche Newt podía encargarse de sus criaturas mientras Credence dormía, por la tarde necesitaba algo de ayuda. Sus bebés (al igual que Credence) necesitaban de mucha atención. Unos más que otros. Allí entraba Bunty.

—Trabajo... —Credence repite mientras piensa, viendo como Newt arregla sobre el piso algunas hojas y lápices de colores. —¿Es algo interesante? —pregunta.

—No realmente... —no era mentira. Newt aún trabajaba en el Ministerio, su aventura escribiendo el libro había sido algo ocasional (por el momento) —Trabajo en una oficina.

—¿Es aburrido?

—Bueno... A mi no me gusta. —el mago responde con sinceridad.

—¿Entonces por qué lo haces?

—Son... Cosas de adultos, supongo. —no sabía cómo explicarle sus sentimientos o pensamientos a un niño.

—Oh...

—¿Leemos un poco? —como cada tarde luego de que Bunty se fuera, Newt se tomaba un poco de tiempo con Credence para enseñarle lentamente a leer y escribir de manera básica para su edad. Aún debía pensar qué hacer cuando Credence estuviera más grande, pero por el momento él mismo podía encargarse.

[...]


  Despertando en el sofá de la sala de estar, Credence se encuentra solo. Contrario a las primeras veces que no vio a Newt con él, no llora sintiendo miedo. Sabía que Newt estaría cerca, que no le abandonaría como al principio siempre temía. Aún era demasiado reciente, apenas había pasado unas semanas desde que estaba viviendo allí, pero amaba ese lugar que era brillante, cálido y acogedor. Y adoraba a Newt, quien era igual que su casa. ¡Lo quería muchísimo! Estaba tan agradecido de que decidiera adoptarlo, de que fuera tan amable. No quería irse nunca, no quería que nada le pasara a Newt, no quería que nada se interpusiera en la pequeña familia que eran sólo ellos dos.

Credence. | AFYDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora