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"Compras"

   Newton Artemisa Scamander decide quedarse con el pequeño Credence Barebone de cinco años. Es lo indicado para que la historia no vuelva a repetirse. Sólo a su lado estará seguro, no confía ni en el Ministerio de Magia ni en la MACUSA. No quiere que Credence vuelva a sufrir, no quiere que nadie le vuelva a lastimar.

Sabe que puede cuidarlo, aunque duda de sus capacidades; criar de un niño no es igual que cuidar de una criatura mágica. Debe esforzarse más, debe dar más de él, no quiere equivocarse, pero está listo para aceptar esta nueva responsabilidad. No piensa abandonar a Credence en manos de personas que no le cuidarán apropiadamente. Todo el mundo mágico sabe lo que es, o lo que fue, por lo que le tratarán como un monstruo aún cuando su imagen es la de un pequeño niño.

Por esa razón, además, debe mantener su existencia oculta; evitar llamar demasiado la atención al menos mientras piensa en un plan en caso de ser descubiertos. ¿Qué podría decir? ¿Funcionaría el mentir diciendo que había adoptado al niño? Aunque en parte no era mentira. Sin embargo, quienes le conocían no creerían que fuera capaz de hacer tal cosa, quizás pensaran que ya había perdido la cabeza o que claramente mentía y estaba ocultando algo. Por eso debía, por un tiempo al menos, mantener a Credence fuera del foco del mundo mágico.

—Señor Scamander. —la timida voz le hace enfocarse, dándose cuenta de que se había quedado con la mirada perdida dentro de su armario.

—Disculpame, Credence. —ofrece una sonrisa al pequeño niño sentado en su cama. Se le había olvidado que estaba allí esperando por él, quien había organizado una salida improvisada. Primero, necesitaban comida, Newt no era bueno haciendo comida con magia; y de todas formas no creía que eso fuera responsable, debía alimentar correctamente a un niño en crecimiento. Segundo, Credence necesitaba ropa, no podía andar siempre con esa bata para dormir. Además de que pensaba que merecía algo propio, no su ropa antigua encogida a su medida. Y tercero, quería que Credence saliera y conociera un poco de Londres. Newt quería darle a Credence todo lo que se merecía, tratarlo con el cariño que necesitaba, brindarle la atención y las experiencias que un niño de su edad requería para crecer felizmente. —¿Qué te parece esto? —extiende en la cama la ropa que acaba de encoger, colocando sus manos en la cadera en espera de la opinión de Credence. No era la gran cosa, sólo una camisa blanca de botenes, un pantalón corto y un abrigo gris.

Credence no dice nada de inmediato, sorprendido por el pequeño gesto. Nadie le había regalado nada antes. —Me gusta. —dice sin apartar la mirada de la ropa. Estaba tan emocionado por usarla, por salir de la casa y ver las calles de Londres, nunca había estado en otro lado fuera del orfanato.

—Entonces me iré para que te cambies. —el mago dice antes de caminar a la puerta y salir de la habitación para darle un poco de privacidad al niño.

En cuanto la puerta se cierra, Credence salta en la cama y empieza a quitarse la bata del orfanato, comenzando a colocarse la ropa que el señor Scamander le a regalado. Cuando cree estar listo sale de la habitación para encontrarse al señor Newt esperando a un lado de la puerta, obteniendo su mirada.

Cuando Newt ve a Credence salir de la habitación le parece simplemente tierno verlo con su ropa, además de que quiere reír al darse cuenta de que la camisa estaba mal abotonada, por lo que se despega de la pared para arrodillarse frente al niño. Le felicita por estar listo, pero con gentileza le acomoda correctamente los botones. —Listo. —le sonríe al terminar, peinando su cabello antes de levantarse.

Credence. | AFYDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora