¿Crees en las casualidades? Porque yo no.
Frecuentábamos el mismo lugar, estábamos con las mismas personas, compartíamos los mismos horarios cada día desde nuestra infancia, ¿Cómo no pude notarlo durante 8 años? Conocernos no fue una casualidad, e...
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– ¡Halley, toma tu maleta, llegaremos tarde!
– ¡Ya bajo, mami! –Respondo agitada.
Hoy es el día del viaje, nos iremos todo un fin de semana a una residencia alejada de la ciudad, mi madre se ha ofrecido como representante para cuidarnos, y dos madres se le unieron, somos 40 adolescentes, por supuesto necesitaremos mucha vigilancia, ¿Para qué mentir?
Estos dos días pasaron muy rápido, he estado concentrada en tantas cosas que perdí la noción del tiempo, aunque ayer sucedió algo extraño, me escribió un amigo de Ryan preguntando por él, nadie sabía si había llegado a su casa, estaba desaparecido. Digamos que me preocupé un poco, pero solo un poco, y lo llamé, la llamada fue desviada, le dejé algunos mensajes que ignoró, no lo intenté más, quizás no quería hablar con nadie.
– ¡Halley, si no bajas ahora, te buscaré yo misma! –Grita mi madre sacándome de mis pensamientos y rápido bajo con mi maleta.
– ¿Podemos faltar? No quiero ir– Le pongo ojitos de cachorro que por supuesto, no funcionan.
–No. Camina, vamos al auto– Sentencia cruzándose de brazos.
Hago un puchero y me dirijo al auto para dejar mis pertenencias, pero salgo corriendo escaleras arriba porque se me olvidó algo ¡Mi peluchito Nick! No lo dejaré, sin él no puedo dormir. Regreso al auto con el en brazos y mi madre me mira furiosa, pero le sonrío y el auto por fin avanza.
Llegamos a nuestro destino y están pidiendo una formación para subirnos al transporte, mi madre se irá en otro, busco con la mirada a June, ella es mi salvación, Nash no vendrá. Pero la veo... con Ryan. Podría acercarme, claro que puedo, pero no quiero, el me ignoró.
Ok, yo también lo he ignorado, ¡pero era porque estaba ocupada! y ya había dejado de hacerlo, él preocupó a todos y no fue capaz de enviar ni un mensaje para informar que estaba bien, desvió mi llamada e ignoró mis tres mensajes, ¡fueron tres!
"Hola"
"¿Sigues vivo?"
"Espero que si"
Lo di todo, fueron los mejores tres mensajes de preocupación.
Subo y tomo asiento, conecto mis audífonos y me dejo ir en la melodía que empieza a sonar, al menos hasta que alguien toca mi hombro, salgo de mi burbuja y veo que es Samantha.
–Hola Halley –Saluda con una sonrisa.
–Hola Sam.
– ¿Puedo sentarme? –Señala el lugar a mi lado, y yo lo observo.
–Claro, si eso quieres– me ruedo en el asiento dándole lugar y ella lo toma feliz. Estoy a punto de regresar a la musica pero su voz se hace presente, interrumpiéndome.
