Estás tan profundamente arraigado en mi corazón que aún no te has dado cuenta de cuánto te necesito para seguir adelante. Tu presencia es como una luz constante que ilumina mi camino, y sin ella, la oscuridad sería abrumadora. Por usted es quien voy...
¿Cómo le explico algo que no se dice pero se siente con tanta intensidad? Quiero decir, ¿cómo puede uno traducir en palabras la vasta explosión de emociones que surgen en mi interior cuando estoy a su lado? Busco las palabras precisas que puedan ofrecer una guía o al menos dar un atisbo de la profundidad de estos sentimientos que me envuelven.
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Es un torbellino de emociones en constante crecimiento lo que experimento cuando estoy cerca de usted. Siento cómo un cosquilleo se instala en mi estómago, un fenómeno que popularmente llamamos "mariposas". Las sensaciones que me provoca son casi imposibles de describir con exactitud. Es asombroso cómo, a pesar de la distancia que nos separa, su recuerdo tiene el poder de acelerar mi corazón. Cada latido se convierte en un recordatorio constante de nuestro amor.
A veces, cuando me encuentro solo, cierro los ojos y puedo casi sentir su presencia, visualizando su imagen en mi mente con una claridad sorprendente. Sus ojos, brillando con una chispa especial, son como ventanas que me invitan a explorar un universo que ansío descubrir.
La melodía de su voz es una sinfonía que resuena en lo más profundo de mi ser. Cada palabra que pronuncia, ya sea hablando de su día o haciendo un comentario casual, me envuelve en un abrazo invisible, susurrando promesas y secretos que solo nosotros compartimos. Es como si cada sonido que sale de sus labios estuviera destinado a calmar mis temores y avivar mis esperanzas.
En mis sueños, le veo a mi lado, compartiendo una vida juntos. Le veo riendo bajo la lluvia, caminando de la mano bajo el sol y descansando en mis brazos bajo las estrellas. Cada día con usted es un regalo, una oportunidad para amarle más profundamente, para conocerle mejor y para construir un futuro juntos, al menos eso es lo que anhelo con todo mi ser.
Aunque no esté aquí físicamente, siento que esta distancia me impulsa a ser mejor para ambos. Es en esos momentos de reflexión que comprendo cuánto significa para mí y cómo ha transformado mi vida de maneras que nunca imaginé posibles.
¿Así se siente, estar enamorado?
No lo sé con certeza. Pero hay algo que sí sé: le amo más de lo que cualquier palabra podría expresar, más de lo que mis acciones podrían demostrar. Es un amor que trasciende el lenguaje, que va más allá de lo visible o tangible. Es un amor que reside en cada latido de mi corazón, en cada suspiro que se escapa de mis labios. Es un sentimiento tan profundo y vasto que a veces me abruma, pero también me llena de una felicidad indescriptible.
No hay palabras suficientes para describir lo que siento por usted. Mi amor es como un río que fluye sin cesar, encontrando su camino a través de cualquier obstáculo, siempre avanzando, siempre creciendo. Es como un fuego que arde eternamente, iluminando mi vida con su luz y su calor.
Solo sé que...
Usted es mi refugio, mi consuelo, mi alegría. Es la razón por la que me levanto cada mañana con una sonrisa, la razón por la que enfrento cada día con valentía y esperanza. Su amor me ha transformado, me ha hecho una mejor persona, y por eso le amo más de lo que podría decir, más de lo que podría mostrar.
Así que sí, le amo más de lo que puedo expresar con palabras, más de lo que mis acciones pueden mostrar. Y mientras viva, este amor será mi guía, mi fuerza, mi inspiración.
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El chico se quedó un momento en silencio, observando la hoja que había dejado sobre el escritorio. Sus labios se curvaban en una sonrisa tenue mientras leía las últimas palabras que había escrito. Había sido un esfuerzo intentar expresar sus sentimientos de manera clara y concisa, y aunque sabía que las palabras nunca podrían capturar completamente la profundidad de sus emociones, al menos sentía que había hecho un buen intento.
Dejó el bolígrafo sobre la mesa y se acercó a la ventana, dejando que sus ojos se perdieran en la vista nocturna que se extendía más allá. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, creando un ambiente sereno que contrastaba con el torbellino de pensamientos que había estado atravesando. Sin embargo, en ese momento, se permitió disfrutar de una calma momentánea.
Se giró de nuevo hacia el escritorio, recogió la hoja y la guardó cuidadosamente en un cajón, asegurándose de que estuviera en un lugar seguro. La sonrisa que llevaba en el rostro era sutil pero genuina. Había algo reconfortante en el hecho de que sus pensamientos y sentimientos ahora estaban plasmados en palabras, listos para ser compartidos.
Con un suspiro, se dirigió hacia la cama. La habitación estaba en penumbra, solo iluminada por una lámpara de noche que proyectaba una luz suave. Se deslizó bajo las sábanas, acomodándose en la cama con un gesto de tranquilidad. Cerró los ojos y, aunque aún había fragmentos de pensamientos y preocupaciones en su mente, sentía una ligera calma que le permitía relajarse.
No estaba seguro de si dormiría profundamente esa noche, pero al menos sentía que había logrado algo importante al poner en palabras sus sentimientos. Finalmente, con una última mirada al reloj en su celular que marcaban las 2:30 a.m, dejó que el cansancio lo venciera y se entregó a los brazos de Morfeo.
