Capítulo 3 - Desafiando a la realidad

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Buenas, sé que es tarde, pero si mañana no hubiera podido actualizar y quería que tuvierais contenido Mafin a falta de la novela. Espero que os guste, parecía una broma, pero este se me ha hecho más largo que el anterior, espero que os gusten larguitos. Me haríais un gran favor si comentarais en el capi y me dierais una estrellita, es algo que ayuda a saber que gusta y que lo que haces está bien. No leemos prontito, disfrutad de este capi largo.

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Los rayos de luz asomaban por la ventana y una Marta aún medio adormecida, abría los ojos con lentitud. Había dormido pocas horas, un par de ellas, pero se sentía como si hubiera dormido más de ocho, era la viva imagen de la felicidad. Su mirada instintivamente se dirigió hacia su lado y la vio. Su sonrisa ocupaba gran parte de su rostro facial, era imposible no hacerlo al ver tal belleza. No quería pensar en que no volvería a tener esa imagen delante, solo quería grabársela para poder recordarla cuando lo necesitara.

Ver dormir a Fina, le daba tranquilidad. Aún se acordaba del deseo que pidió al chocar las copas de champagne, que no se quedara en tan solo una noche. Deseaba poder despertarse todos los días y ver ese rostro cada mañana, estaba segura de que era lo único que necesitaba para ser feliz. Podía ver como la morena respiraba, y ella sin poder evitarlo, empezó a acariciarle el pelo suavemente. Intentaba hacerlo sin despertarla. Mientras pasaba sus dedos por el pelo, miraba las sábanas desordenadas y sonreía. Su mente le jugaba malas pasadas y no podía evitar recordar todo lo acontecido anteriormente. Nunca se había sentido tan bien con alguien, y eso que no la conocía casi, pero ella sentía como si se conociesen de toda la vida. Recordaba los besos, las caricias, los suspiros y la pasión desenfrenada que habían compartido por cada una de las habitaciones y recovecos de aquella casa, que podría decirse que había inaugurado como se merece.

Habían recorrido el lugar comiéndose a besos y disfrutando de la única oportunidad de compartir ese placer. Ambas sabían que no tendrían más oportunidades, y eso solo hizo que alentarlas para animarse a no necesitar dormir aquella noche. ¿Dormir? No necesitaban hacerlo teniéndose la una a la otra, solo querían aprovechar el tiempo que pudieran y así recordar esa noche como la mejor de sus vidas. Empezaron por el recibidor, nada más entrar Marta la empotró contra la puerta y aprovechó el movimiento para cerrar la puerta detrás de ellas. Fina al llegar al comedor, después de que la rubia la invitara a descubrir juntas el lugar, no lo dudó y la subió a la mesa. Marta le ofreció ir a por un vaso de agua y no pudieron evitar estrenar también la encimera. De la cocina, se movieron al salón, necesitaban comprobar que el sofá era cómodo. Tanto calor tenían que optaron por una buena ducha y después la rubia quiso enseñarle la habitación de invitados. La última parada, era la habitación principal, ahí es donde más calorías quemaron y donde hicieron de todo menos dormir.

Marta pensaba en ello y se sonrojaba al hacerlo. No habían perdido el tiempo, eso lo tenía claro, pero no paraba de pensar en querer repetirlo, pero no era posible. Despertarse y mirarla le gustaba, pero también le recordaba que ya no volvería a ocurrir. Recordar esos momentos juntas y saber que, aunque lo deseara, se quedaría con las ganas. Le encantaría saber qué fue lo que ella deseó al chocar las copas, ojalá hubiera sido que eso que tenían nunca terminara. Solo podía conformarse con el recuerdo de lo vivido, y vivir recordando cada instante a su lado.



FLASHBACK

Marta y Fina entraban por la puerta, ambas sabían que debían aprovechar cada minuto, así que nada más entrar las dos en el interior, Marta la empotró contra la puerta cerrándola a la vez. Empezaron a besarse desesperadamente mientras ambas empezaban a descubrir sus cuerpos con sus manos. Después de lo que había ocurrido en el coche, habían perdido la poca vergüenza que pudieran tener y solo quedaban las ganas. Marta quitó con gran maestría la camiseta a Fina dejándola en sujetador y empezó a dejar besos por su cuello. Un escalofrío recorrió de pies a cabeza a la morena al recibir los besos, y no pudo evitar respirar con dificultad. Los besos a medida que ocurrían, se volvían más salvajes e intensos, pasaron de un simple roce de labios a peligrar por si dejaban marca. Fina solo podía dejarse hacer mientras su ídolo desabrochaba con rapidez su pantalón para bajarlo junto con su ropa interior.

Ecos de una listaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora