3. Cursa de orientación

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Odio la clase de hoy.

El profesor de gimnasia nos reparte todo el material. Quien llegue antes y con todas las casillas del cartón marcadas, gana. Suena el silbato y todos nos perdemos entre las profundidades del bosque. Miro el mapa cada 5 segundos que pasan. Es fundamental que no me pierda. Necesito sacar buena nota en Educación Física.

Llego al primer marcador corriendo; es la primera pista. Me giro y veo a Josh unos metros atrás.

-¡Josh guapo! ¡Mueve ese culo que enamora! -Grito.

-¿Me tengo que poner celoso?-

Me asusto y pego un salto. Es Matt, cómo no. Marca su cartón y sale corriendo.

¿Por qué tendría que estar celoso? No entiendo su comentario.
Miro el mapa y lo sigo. Llego a su altura con dificultades y salto encima de él literalmente para pararlo.
Creo que le he pillado demasiada confianza...

-Ayúdame, necesito por lo menos quedar la tercera en la carrera para ganar puntos en la nota final... -Le suplico.

-¿No has escuchado las reglas malota? No nos podemos ayudar.

-Si hace falta tú llegas primero y yo tres minutos después, segunda. ¿Te vale? -digo medio ahogada- Nadie se dará cuenta y los dos ganamos.-

Se ríe, supongo que de mi tono de voz desesperado.

-Entonces espabilemos. -Dice finalmente.

No me creo que haya aceptado. Me coge de la mano y vamos hacia la otra pista.





Durante la carrera no hemos hablado mucho. Lo justo para discutir si era para la izquierda o derecha. Nos quedan solo dos casillas para marcar y poder ganar.
Mientras me hundo en mis pensamientos, pierdo a Matt. Con lo bien que iba todo... Giro la cabeza mil veces pero no lo veo.

-¿Matt? ¿Dónde estás?-

Procuro no decirlo muy fuerte para que el profesor no me oiga y piense que vamos juntos y que nos estamos ayudando en la prueba.

-Aquí, aquí. Ven, sígueme. -Susurra.

Voy hacia donde está siguendo su atrayente voz. No sé por qué pienso eso en un momento como éste.
Llego y entrecierro los ojos. No se ve nada.

-No me parece buena idea. Por ahí no puede ser el camino.

-Confía en mí. -Me dice.

Dudo unos segundos. Cuando alguien me dice eso... digamos que es mi punto débil.

-Voy.-

Me da la mano para que no caiga y con la otra... ¡zas!
Me propina un manotazo en el muslo dejándome una marca de barro.
Estoy atónita.

-¡Eres un cerdo mentiroso y, los cerdos, se meten en el barro!- Grito sin pensar.

Aprovechando que está agachado y intentando procesar el comentario, lo empujo y se cae en la charca de barro, a la vez que su boca forma una gran "O" en señal de sorpresa.

-Los cerdos solo se juntan con otros cerdos. -Añade finalmente.

Veo venir la siguiente escena, pero no quiero que pase.
Voy a echar a correr, pero me tira de la camiseta y caigo con él empapándome en agua marrón.

-¡Menudo aaasco!

-Vamos, nos avanzarán. Luego discutimos sobre quién es el cerdo.-

Por lo visto se ha tomado enserio mi preocupación por sacar buena nota.



SOBREVIVIENDO en el institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora