Ep (19)

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Jennifer, una chica de 19 años que ha vivido toda su vida con el desprecio y el odio de sus padres, ya que la culpan de la muerte de su hermano menor.

La familia Anderson estaba en la espera de sus mellizos, que muy pronto se encontrarían en sus brazos. La emoción era inexplicable; llevaban meses esperando la llegada de sus primogénitos: una hermosa niña y un hermoso niño. El día tan esperado llegó de manera inesperada, aquel día lluvioso en el que la hermosa pareja se encontraba disfrutando de una tarde de películas, como solía hacerlo cuando eran novios.

El día por fin había llegado para la pareja. Después de 8 horas, la llegada de los pequeños era una realidad: dos hermosos mellizos. La familia, después de unos días, pudo ir tranquila a casa con sus pequeños. Lo que la pequeña bebé no sabía era que su vida no sería la mejor.

Los meses desde la llegada de los bebés no habían sido los mejores para la pequeña Jennifer, ya que había sido rechazada por sus propios padres, dejándola al absoluto cuidado de niñeras, mientras que el pequeño era la adoración de la pareja. Los años empezaron a llegar; unos pequeños de dos años corrían por la gran casa: un pequeño que reía entre cochecitos nuevos y una pequeña que hacía hasta lo imposible por llamar la atención de su madre.

"Mami, mami, mami", la vocecita de Jennifer se escuchó por toda la sala. Sus ojos grandes y brillantes se clavaron en los de su madre, esperando una respuesta. 

Pero para su madre, la mirada de Jennifer parecía invisible. Estaba completamente absorta en el pequeño que jugaba con sus carritos, una sonrisa de complicidad adornando su rostro mientras lo observaba.

La mirada de la pequeña se dirigió al lugar donde su madre miraba, ya que la mentecita de la pequeña creía que tal vez su hermano necesitaba más atención. Así que no le dio importancia y se encaminó al jardín a jugar, para no molestar más a su mami, que se encontraba cuidando del pequeño.

Y así pasaron tres años, durante los cuales la pequeña observaba cómo a sus padres les importaba más su pequeño hermano que ella misma. A veces, no podía evitar preguntarse por qué no la querían, si ella siempre se portaba bien, hacía sus deberes y no hacía desastres. Entonces, ¿por qué sus padres parecían no quererla? ¿Por qué sus padres preferían a su hermanito?

Hasta ese fatídico día donde el pequeño Leo, caería por las escaleras por su culpa o eso creía ella.

Jamás imaginó que eso ocurriría y que el odio de sus padres incrementaría.

Después de la muerte del pequeño Leo, la pareja no fue la misma. Todo cambió, no solo para la pequeña Jennifer, sino también para su madre. Los gritos fueron el pan de cada día, tanto para la pequeña como para su madre. El desprecio incrementó; ya nada sería igual. Tristemente, lo descubriría de la peor manera.

"Papi, ¡qué bueno que llegaste! La maestra me felicitó porque fui la mejor de la clase", dijo la pequeña Jennifer, de tan solo 6 años, con una hojita entre sus manitas que demostraba su calificación.

El hombre solo la miró con desprecio antes de hablar: "Por algo te pago el colegio, ahora quítate de mi camino, me estorbas", dijo, empujando a la pequeña para continuar su camino hacia la habitación que compartía con su madre.

Los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas mientras subía las escaleras hasta llegar a su habitación. Una vez ahí, lloró con fuerza. Todo eso era su culpa; sus papás la odian porque mató a su pequeño hermano. Si no lo hubiera hecho, tal vez su hermanito seguiría vivo y sus papis no la odiarían. O si ella hubiera sido la que cayera por las escaleras, sus padres no la odiarían y serían felices con su hermanito, y su mami no lloraría todas las noches en la sala abrazando aquel oso de peluche que era el favorito de su hermano. Su papi tal vez estaría en casa más tiempo y no estaría malhumorado todo el tiempo.

Loving wasn't enoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora