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Tal vez para algunos pararse en el escenario y cantar era algo sumamente emocionante y fácil, bueno en parte lo era. Claro que era emocionante y te llenaba el alma de felicidad al hacerlo, pero no era algo fácil de hacer.
Desde que era pequeña me ha gustado cantar, un talento el cual mis padres no tardaron mucho en notar y apoyarlo. Siempre estuve en los clubes de música, y luego, cuando fui adolescente fui parte del club de teatro musical, sin duda el mejor de la secundaria.
Amaba pararme en el escenario y actuar de la mejor manera posible, para después comenzar a cantar y que el público sonriera y se emocionara.
Pero toda esta trayectoria me había costado mucha práctica y sobre todo tiempo, por lo que no era algo tan simple decir que era muy fácil pararse frente a todo el público y cantar.
La última semana de ensayos, en mi opinión era la más pesada pero la más divertida. Era bastante cansado pasar todo el día dentro del teatro, aunque estar con todos mis amigos lo hacía un momento agradable.
Estábamos a un día de presentar nuestro musical que tanto habíamos preparado desde hacía meses atrás, tal vez el favorito de todos hasta ahora, Mamma Mia.
También era uno de los musicales preferidos de nuestro director, Yuugo. Un hombre muy agradable pero demasiado estricto a la hora de ensayar.
Usualmente cuando nos presentamos en los teatros junto a mis compañeros, suelo estar muy emocionada por ello, nadie es capaz de callarme sobre de qué trata el musical que voy a hacer, o de cuánto me encantan las canciones que me asignaron para cantar.
Pero esta vez, me sentía extremadamente nerviosa, y era notorio incluso a kilómetros de distancia. El simple hecho de saber que mañana sería el día en que el musical finalmente se realizaría y mis amigos vendrían a verme me hacía temblar del miedo.
Bueno, no tan específicamente mis amigos, ya que ellos siempre venían a verme actuar, si no que ahora mi miedo era aquel chico que había conocido apenas esta ciclo escolar, llamado Norman.
Norman, Norman. No sabía bien por dónde empezar a hablar sobre él.
La mayoría de mi grupo de amigos conocía a Norman desde hacía muchos años, pero en cambio, yo apenas lo había conocido debido a que estamos en el mismo salón de clases. Era bien sabido que Norman era muy inteligente, incluso algunos habían comentado que era el más inteligente de la generación.
Es un chico agradable que siempre tiene una sonrisa gentil y amable en el rostro, capaz de captar las miradas de todo el que pase a su lado, o tal vez eso solo me sucedía a mí.
Diría que mi pasatiempo favorito era hablar con él, no de algo en específico, ya que hablar con Norman era algo sumamente divertido para mí. Tenía las conversaciones más interesantes incluso si le hablara de algo tonto.
