Parte 44

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El príncipe elfo se encontraba entre la multitud de la Compañía, observando con una mezcla de alegría y melancolía el matrimonio de su amigo Aragorn con la mujer que amaba, que ahora se convertía en la Reina de Gondor. La ceremonia, aunque rápida y no tan opulenta como muchos habrían esperado para una boda real, estaba llena de una solemnidad y una belleza sencilla que reflejaban el carácter de los recién casados.

Boromir y Faramir estaban cerca, Boromir desempeñando ahora el papel de nuevo mayordomo del rey. Faramir, por su parte, se mantenía al lado de Éowyn, la doncella escudo y princesa de Rohan, que ahora parecía empezar una nueva vida con él, dejando atrás su amor no correspondido por Aragorn. Legolas no podía evitar sentir una oleada de alivio al ver a Éowyn finalmente encontrar felicidad junto a Faramir, sabiendo que el amor no correspondido por Aragorn era parte del pasado.

Éomer, el Rey de Rohan, estaba a punto de unirse en matrimonio con Lothíriel, la hija del Príncipe Imrahil de Dol Amroth. La alianza entre Éomer y Lothíriel había surgido de una profunda admiración y respeto, forjada en los campos de batalla. Legolas sabía que el Rey Éomer, quien había salvado la vida del Príncipe Imrahil, se sentía afortunado de encontrar en Lothíriel una compañera con quien compartir su vida. La perspectiva de este matrimonio también significaba que el Rey Éomer estaba dispuesto a dar su bendición a esta unión, asegurando la felicidad de su hermana Éowyn y el futuro de la dinastía de Rohan.

Pero a pesar de la celebración y la alegría que le rodeaban, el príncipe sentía un peso en su corazón. La felicidad de los demás contrastaba con el vacío que él sentía por dentro. Había enterrado al amor de su vida, con el honor que merecía, alguien amado por un Príncipe. Pero, aunque habían compartido momentos hermosos, oficialmente no tenían nada, no habían tenido la oportunidad arreglar su relación. La vida les había arrebatado la oportunidad de culminar su amor en una unión completa. Esta falta de cierre era una herida profunda para el elfo. A menudo se preguntaba cómo había sobrevivido su padre al dolor de la pérdida de su madre. ¿Cómo había logrado sobrellevar el luto y continuar con su vida? Legolas apenas había sentido la llamada del mar cuando emergieron de la montaña y navegaban río abajo hacia Gondor, pero ahora el mar parecía una tentación poderosa, un escape del dolor que lo atormentaba.

Sentado junto a la piedra que marcaba el lugar donde había enterrado a Draco, Legolas se sumió en la tristeza. La piedra era un símbolo del amor que había perdido, y al tocarla, sentía que el dolor se multiplicaba. Se preguntaba si había tomado la decisión correcta al quedarse en la Compañía, si su presencia en la Tierra Media tenía un propósito más allá del simple deber. Sabía que muchos dirían que se quedaba por lealtad a sus amigos, por su padre, pero en lo más profundo, sabía que su permanencia estaba vinculada a la promesa que en algún momento le hizo a Draco.

"Estoy seguro de que lo disfrutaría mucho". Besó ligeramente su frente. "Cuando termine la guerra, te llevaré a Mirkwood", prometió "Quiero que veas la tierra donde nací".

....

"Quédate" le susurro besándole la frente "Siento como si me arrancaran el corazón del pecho"

"Legolas" susurro Draco, "Yo no puedo..."

"Yo desafiaría a la muerte misma para estar contigo", dijo acariciando su rostro. "Is tu grian mo ltha s; Is tu mo sholas; chan urrainn dhomh a bhith beó ás do aonais", susurró con voz temblorosa mirándolo. (Eres el sol de mi día; eres mi luna y mis estrellas; mi luz, no puedo vivir sin ti.) "Te esperare toda la eternidad, Draco"

Sonrió ante el recuerdo, pero ojos se llenaron de lágrimas, nunca en toda su vida pensó que el pudiera llorar tanto. Apretó el libro que siempre llevaba contra su pecho. "Yo te esperare," murmuró con voz quebrada, "Porque aun sabiendo que eras fugaz yo te amé con todas mis fuerzas como si fueras para siempre" Su voz se desvaneció en el viento, y se permitió un momento de vulnerabilidad, abrazando el dolor que sentía.

Mientras la luna brillaba en el cielo y las estrellas parpadeaban con una luz suave, Legolas se permitió recordar y sentir. En el fondo de su ser, comprendía que, aunque seguiría respirando, el dolor siempre permanecería.

Elrond que estaba a una distancia observaba al príncipe, la tristeza que irradiaba el hijo del rey Thranduil era pesada. La luz de la luna iluminaba el rostro del elfo, resaltando las lágrimas que brillaban en sus ojos. Decidido se acercó con pasos suaves.

"Legolas" llamo

Legolas levantó la vista, un poco sorprendido por la cercanía del Señor de Rivendel. Iba a parase, pero antes de ello lo detuvo

"No es necesario" Elrond miro la tumba "Sabes me hubiese gustado conocerlo más"

"Si" susurro "También me hubiese gustado que lo hubieses hecho. Igual que a mi padre"

Ese comentario sorprendió al elfo mayor, que Draco conociera a Rey Thranduil significa lo importante que era el chico para el príncipe "Quería que encontrara su camino. Pero no así. No de esta forma tan abrupta."

Un silencio pesado se instaló entre ellos, el príncipe sintió que la confusión y la ira se entrelazaba en su interior. "¿Acaso vio su llegada a este mundo?" cuestionó Legolas con dureza "¿Pudo haber impedido que muriera? ¿Por qué no me lo dijo?"

Elrond lo miro profundamente. "La vida es un hilo frágil, Legolas. No siempre podemos ver los caminos que se despliegan ante nosotros. No me corresponde a mí intervenir en el destino de cada alma. Lo que sí puedo decirte es que cada encuentro, aunque breve, tiene un significado. Draco vino a tu vida por una razón, y su impacto perdurará en ti."

"¿Acaso eso es lo que esperaba?" preguntó el joven elfo, su voz aguda por tal respuesta "¿Que su impacto perdurara mientras me destrozaba por dentro? Su ausencia es un vacío que no puedo llenar. ¿No podía hacer nada? ¿No había forma de evitarlo?"

Elrond sintió la intensidad en su ser el dolor del príncipe, y su corazón sintió compasión. "No puedo cambiar el curso de la vida, Príncipe" respondió con calma "Cada uno de nosotros tiene su propio camino que seguir, y a veces, las decisiones y circunstancias escapan a nuestro control. No quise que sufrieras de esta manera."

"Entonces, ¿cuál es el propósito de todo esto?" interrumpió Legolas, frustrado "¿El amor solo trae dolor? ¿Debí nunca haberlo amado?"

"No, Legolas. No se puede comparar el dolor de la pérdida. Y sé lo que sientes; yo perdí a mi esposa, y..."

Legolas lo miró con dureza, sintiendo que la empatía de Elrond, aunque sincera, no podía abarcar su sufrimiento.

"No, no compare su dolor con el mío" dijo, su voz cargada de rabia "Usted tiene a sus hijos. Yo no tengo nada. Ni siquiera pude comenzar una historia con él, solo tengo lo que hubiera pasado sí. Así que no, no es igual"

Elrond sintió un nudo en su corazón ante la desesperación del joven elfo. "La soledad puede ser abrumadora, y perder a alguien que amas es devastador. Pero se dice que el tiempo lo cura todo, solo debes darte tiempo"

Legolas se pasó la mano por el rostro, sintiendo las lágrimas amenazar con brotar nuevamente. "¿Tiempo?" preguntó con desdén

"Date tiempo de ver el legado es la esencia de lo que aprendiste" respondió Elrond, manteniendo la mirada fija en él "Yo creo que tu padre te dará mejores consejos"

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