Parte 33

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Legolas miró a Draco desde donde estaba escondido en las sombras. Gimli había entrado a su lado, sus pasos se adaptaban a su paso lento. Ahora se movía con más facilidad, pero aún no había recuperado toda su gracia. Podía percibir una ligera cojera en su andar. Casi no fue nada; de hecho, estaba seguro de que el misma rubio casi no se daba cuenta. Pero él lo vio.

Aun así, a su corazón le hizo maravillas verlo. Le pareció extraño que pareciera haberlo perdonado. Era como si la mera visión del menor sanara las heridas que había creado. Estaba vivo y sanando. ¿Qué más podría pedir?

Resopló mentalmente. Había una lista cada vez mayor de cosas que quería, y lo más destacado en esa lista era que Draco estuviera seguro y protegido, ¡incluso si eso significaba encerrarlo!

Ya había decidido que no le contaría sus reuniones ni planes estratégicos. Cuanto menos supiera, mejor. Si bien Aragorn le había dicho que Draco necesitaba saberlo, Legolas no quería. No era que quisiera ocultarle información, se dijo; sólo quería estar seguro de que permanecía a salvo.

Gimli guio al chico a sentarse en una mesa en el pequeño salón que todos ocupaban. Antes de la desaparición del mayordomo, la habitación había sido el comedor de los soldados de la ciudadela. Ahora servía como comedor para Aragorn y los líderes del ejército de Gondor que aún vivían. Éomer y sus capitanes también estuvieron presentes. El día había terminado y ahora era el momento de descansar las mentes y los corazones cansados ​​y partir juntos el pan.

La aparición de Draco no pasó desapercibido. Los ojos de Legolas se entrecerraron cuando vio a los hombres mirar al chico. Él parecía no darse cuenta de sus miradas. De hecho, parecía bastante pálido cuando se sentó. La preocupación le mordió el corazón, incluso mientras miraba a los curiosos espectadores.

"¿Por qué te quedas en las sombras, Ernil?" (Príncipe)

Legolas suspiró al escuchar la voz de Gandalf. Se cruzó de brazos y miró hacia abajo. "No me recuerda... todavía no".

Gandalf hizo un sonido de seco "Él ira a batalla, lo sabes" con ello se fue a sentarse

Legolas observó cómo Draco sonreía, su corazón saltaba cada vez que los labios rosas se curvaban. Estaba decaído y cansado, pero al fin y al cabo era una sonrisa. Una parte de él anhelaba moverse a su lado. O mejor aún, deseaba llevarlo a algún lugar privado donde pudiera simplemente abrazarlo. En cambio, se mantuvo oculto.

Lo vio levantar la vista de vez en cuando y registrar la habitación. Su cuerpo se tensaba cada vez que sus ojos pasaban por su escondite, pero él no lo veía. Fue sólo después de que la mayoría de los comensales habían consumido sus comidas que Legolas se adelantó para unirse a Aragorn y los otros capitanes alrededor de la hoguera central.

Draco se quedó sentado solo y no notó su entrada. Pero sintió sus ojos sobre él momento después. Lentamente encontró su mirada, con cuidado de mantener su máscara inmutable en su lugar. Vio la indiferencia en su mirada. Sus labios se separaron mientras aguantaba el dolor.

La discusión a su alrededor se desvaneció mientras sus ojos lo mantenían absorto. Sólo se rompió cuando Éomer habló.

"Mi señor, me alegra que se haya recuperado rápido"

Los ojos de Draco se dirigieron al Rohirrim. El nuevo Rey de los Rohirrim, aún sin corona, se acercó al ojigris. Legolas sintió sus músculos tensarse mientras el menor le daba al hombre una suave sonrisa.

"Gracias" respondió Draco, inclinando la cabeza. "Lamento su perdida, y le deseo lo mejor por su nueva posición como rey"

"Muchas gracias, espero verlo en mi coronación, pero si no es así, este recuerdo habitará para siempre en mi corazón. Su bendición es un regalo de los Valar".

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