Zoe Valencia se muda junto con sus padres y su hermano mayor Noah a new york, al llegar junto con su hermano entran a la escuela donde conocen a Gaby, Noah conecta de inmediato con ella llegando a tener más que una amistad una hermandad, todo lo con...
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☆○o。⛥ ZOE 。o○☆
Después de que anhelas algo con toda tu alma y crees jamás podría suceder simplemente te rindes, yo me rendí y opte por un día ocultar mis verdaderos sentimientos, quizás por el miedo de ser rechazada o burlada, tuve miedo de reconocer ante ella que la amaba.
No me gustaría pensar que hubiera sido de mi vida sin ella...
Abrí mis ojos con molestia ante la luz que se filtraba por los pequeños agujeros en las persianas, la imagen frente a mí fue la más hermosa que jamás creí poder ver, sus ojos aun cerrados dejaban ver lo largo de sus pestañas negras, su respiración era pausada y tranquila, sobre su rostro caían algunos mechones los cuales deslicé por detrás de su oreja mientras acariciaba su mejilla, sus labios de un rojo claro y un leve brillo me tentaban a probarlos.
— Buenos días dormilona... — murmure cerca de su oído mientras sus ojos se abrían lentamente.
— Ummh... buenos días mi amor... — susurro con su voz ronca.
La noche anterior después de la reunión logre convencer a mis padres me permitieran pasar la noche fuera de casa, aceptaron resignados tras la bochornosa situación que habíamos pasado, después de todo habían aceptado mi relación y tenía la suficiente edad para tomar mis propias decisiones siempre y cuando respetaras sus reglas mientras permanecía viviendo con ellos.
— ¿Qué hora es...?
— Casi las 9.
— ¡Es muy temprano! — tomo al cachorro entre sus bazos y lo giro junto con ella dándome la espalda — ¡¿Cómo puedes levantarte tan temprano?! — tomo la colcha y se cubrió con ella completamente.
— Es domingo... es pecado levantarse tan temprano un domingo Zoe — *no es cierto...*
— Deja de ser una perezosa y levántate, vamos a desayunar.
— ¡No! ¡déjanos dormir un rato más! — tómela colcha tirando de ella hasta descubrirlos por completo — ¡Zoe! — abrazaba al cachorro con fuerza mientras acurrucaba todo su cuerpo en bolita.
— ¡Levántate!
— ¡NO!
La tomé de los hombros girando su cuerpo y subí sobre ella acorralándola.
— Dije que te levantes — una sonrisa burlona se asomó en sus labios.
— Está bien tu ganas... — sus manos recorrieron mis piernas hasta mi cintura baja.
— ¡Gaby! — dos golpes resonaron en la puerta, el pequeño cachorro salto de la cama y corrió hacia ella ladrando emocionado — ¡Gaby! Ya nos vamos, ven a despedirte.
