Sentí agua helada corriendo sobre mí, eso me despertó exaltado. Abrí rápido los ojos, me dormí con los anteojos puestos, y ahora el lado derecho de mi rostro estaba adolorido. Me senté con rapidez, estaba en la sala de Grimmauld Place. Quién me había despertado con agua helada era Kreacher, el único que se quedó a mi lado a pesar de todo. Me quité los anteojos para pasarme las manos por el rostro. Karcher me cuidaba mientras estaba inconsciente, o cuando estaba demasiado borracho como para cuidarme a mí mismo. A veces cuando no regresaba por días él iba a buscarme y me traía de regreso a la casa. En más de una ocasión me había salvado la vida.
–El amo Potter volvió a perder el control –me dijo mientras me tendía un vaso con agua.
–Gracias, Kreacher.
–El amo Potter debe desayunar. ¿Qué le pasó en las manos y en el rostro? Kracher no fue un buen elfo –decía mientras se golpeaba la cara con las manos.
–Para, no hagas eso –le detuve las manos–. No debes de lastimarte, Kreacher.
–Pero el amo Potter es lo que hace todos los días.
Mierda, apenas me daba cuenta del daño que hacía.
–Lo lamento, no es mi intención. Voy a darme un baño –no quería la lastima de mi elfo doméstico.
Cuando recién me mude aquí, le di la libertad, pero Kreacher decidió quedarse.
Subí al baño de mi habitación. Grimmauld Place era el mismo lugar miserable que siempre, con las paredes llenas de humedad y la pintura cayendo de ellas. Olía horrible, pero aun así es lo único que tenía. No, ahora tengo un hijo.
Me desnude y me mire al espejo. Tenía tanto tiempo que no me miraba en el espejo. Odiaba ver mi reflejo, pero odiaba más verse y no hacer nada para cambiar lo que reflejaba el espejo.
Tenía el cabello a la altura del cuello, salvaje como siempre y la barba me cubría todo el cuello. Mis ojos hundidos y uno ennegrecido por un golpe. Mire el resto de mi cuerpo, tenía moretones por todos lados, uno realmente grande en el lado derecho de mi abdomen. Estaba delgado, se me notaban los huesos de la clavícula, y los de las costillas. Sobrevivía a base de alcohol, pastillas y tabaco.
Me llevé las manos al rostro y pude ver todos los cortes que me había hecho cuando llegué a destrozar todo en la casa, no importaba, sanarían en algún punto. El nudo de la garganta se incrementó hasta que lo soltó.
Las lágrimas empezaron a caer de nuevo, me metí a la tina y solo pude ahogarme más en mi miseria. No podía con esto, era demasiado, la piel me ardía, sentía que todo me quemaba. Me sentía asqueado, frotaba con fuerza mi piel, pero la sensación no se iba. ¿Cómo llegué a este punto? Un punto en que no había retorno, tenía un hijo de cuatro años, y lo abandoné por esa miseria. No, Draco no le dio la oportunidad de hacer nada, nunca dijo nada. Lo odiaba por eso, me odiaba por eso. ¿Cómo sería padre? Él no tuvo padres, y su única figura paterna solo lo usó para llenar el vacío que había dejado su mejor amigo. Se sentía atado de manos así que solo pude hacer una cosa.
–¡Kreacher!– grité y escuché un pop en el baño.
Apareció delante de mí.
–Si, amo Potter.
–¿Podrías.... Podrías cortarme el cabello y barba?–le dije con inseguridad. Las lágrimas empañaron mi visión, pero Kreacher me había visto en peores condiciones.
Él me miró con esos ojos saltones, una expresión de sorpresa se veía claramente en su rostro. Tenía mínimo un año que no me cortaba el cabello, la barba de vez en cuando la afeitaba, pero no recordaba cuándo fue la última vez que lo había hecho.
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El niño que vivió pero no aprendió a vivir.
RandomHace cinco años que no se ven. Hace cinco años Draco lo abandono. Ahora Draco, tiene un hijo. Hace cinco años Harry era un alcohólico. Ahora Harry, sigue siendo un alcohólico.