—¿Un qué? —preguntó Zerek.
—Bakezori, es un tipo de Yokai. —explicó Serkins. —Es demasiado raro verlos en un lugar que no sea Japón.
— ¿Me está diciendo que una criatura rara japonesa acaba de atacarme? —cuestionó. — ¡¿Este lugar puede volverse más raro?!
—Si mal no recuerdo, uno de ustedes tres leyó un libro inadecuado. —reclamó. —Ustedes mismos son acreedores de las consecuencias. Y eso —apuntó con su bastón a la mancha de la pared. —Es una de ellas. Procuren no acercarse mucho, si no quieren que esta vez un demonio los ataque. —dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a su oficina al fondo. —Y limpien todo este desastre. —ordenó mientras se alejaba.
Ninguno de los tres dijo algo al respecto durante el resto del día, Evelyn ayudó a Robbie a cubrirse la mano con un trapo para detener la sangre y después se dispusieron a limpiar; Zerek por su parte se quejaba mil veces sobre llegar tarde a una fiesta. En realidad eso le importaba más que si alguien se estuviera muriendo ahí mismo.
— ¡Lucy va a matarme! —se quejó Zerek. — ¡Le dije que estaría temprano y yo sigo aqui!
—Puedes decirle que una sandalia te atacó en el camino. —dijo Robbie socarronamente. —Seguro lo entenderá.
— ¿Acaso quieres arruinar mi reputación, Hamlin? —cuestionó.
—No llegarás si no terminamos de limpiar. —intervino Evelyn. —Después nos culpas todo lo que quieras.
Zerek no dijo nada y se puso a limpiar al igual que sus compañeros. Con el pasar de las horas, el trabajo que parecía pesado se iba desvaneciendo hasta simplemente reducirse a nada. Robbie y Zerek bajaron las escaleras al primer piso para recoger sus cosas y poder marcharse, mientras que Evelyn se había quedado en el segundo piso haciendo "algo".
El dilema de Zerek, es que no había alcanzado a llegar a esa tan anhelada fiesta y era seguro que esa tal chica: Lucy, debía estar molesta si se puede decir poco, pues se notaba a un Zerek asustado.
—Bueno, tengo que ir despidiendome de mi reputación. —dijo Zerek molesto mientras recogía sua cosas. —Muchas gracias, raritos.
—Esa fiesta no acaba tan temprano, ¿o sí? —comentó Robbie, quien también hacía lo mismo. Guardó en su mochila el peluche donde estaba metida Rose; por sorpresa, no hacía ningún ruido ni tampoco un solo movimiento, tan extraño para hace unos segundos mínimo quererlo mutilar.
—No, no conoces a Lucy cuando se enoja. —aclaró. —Tan rápido como llegue me cerrará la puerta en la cara. —se hundió de hombros y se marchó sin más.
A los pocos segundos, Evelyn bajó las escaleras. Parecía muy tranquila para haber sido atacada por un ente... ¿Maligno? No tenía la menor idea de si Rose podía considerarse un ente maligno y era mejor no preguntarlo.
—Siento haberte hecho pasar por eso. —se disculpó Robbie.
—Está bien, son cosas que pasan cuando estás en un lugar así. —respondió. —Solo no vuelvas a hacerlo, no quiero morir está vez o terminar sin alguna extremidad.
Robbie pudo escuchar una risita al interior de su mochila, por lo menos Rose había dado una señal de vida. Pero eso significaba que no prometía nada sobre ese tema.
—Intentaré que no lo haga. —prometió. Y sin más, ambos salieron de la tienda.

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Sombras De Medianoche
ParanormalRobbie es un joven con una habilidad increíble para poder ver fantasmas. A sus 23 años, se muda a la ciudad de Chicago y posteriormente encuentra trabajo en una peculiar tienda de antigüedades, pero nunca pensó que en aquella tienda habría algo que...