Al volver a su departamento, Robbie entró casi corriendo a su habitación, cerró la puerta y acto seguido, sacó el peluche donde aun estaba Rose y lo puso sobre su escritorio.
—Hey, ¿sigues molesta? —le habló Robbie. Pero no obtuvo respuesta alguna. — ¿Rose? —volvió a llamar y tiro del brazo izquierdo del muñeco.
— ¿Por qué le hablas a un muñeco? —preguntó Rose, quien estaba detrás de él. No tenía ni idea de en que momento había salido, solo estaba seguro de que casi le daba un infarto.
— ¿En qué momento saliste? —cuestionó Robbie.
—Desde que venías caminando. —contestó. —Me aburrí y quise salir.
— ¡Ni si quiera diste una señal de vida! —reclamó.
—Porque no estoy viva genio. —dijo con obviedad. —Debiste notarlo desde ese momento.
— ¿Aun estás molesta conmigo? —quiso saber. Rose en respuesta hizo flotar un libro de pasta dura y golpeó a Robbie en la cabeza con el, era mejor no habérselo recordado; Rose solía ser algo, demasiado vengativa. — ¡Ay!..Ya entendí.
— ¡Tengo que decirte mil veces que no me llames: "Eso"! —Robbie solo hizo una mueca de molestia, era evidente que cuando Rose alzaba su tono de voz, parecía como si le pusieran un parlante a todo volumen en el oido. —Ni si quiera soy un... "Banshee". —dijo con dificultad, el simple hecho de mencionar esa palabra le generaba repudio. —Tampoco sé reventar oidos.
—No necesitas saberlo, lo haces por ti misma. —contestó Robbie. Esto no pareció agradarle a Rose, pues en un parpadeo sus ojos se pintaron nuevamente de color rojo.
— ¿Quieres que esta vez te rompa la cabeza, Robbie Hamlin? —amenazó.
— ¿Me dejarás en paz si me matas? —quiso saber.
—Te torturaré por toda la eternidad. —sonrió de tal manera que Robbie comenzó a sudar en frío y arrepentirse de haberla hecho enojar.
—Lo siento. —se disculpó rápidamente.
—Así está mejor. —volvió a la normalidad y esta vez sonrió de manera "tierna". Después se dio la vuelta y voló al armario de donde no volvió a salir el resto de la noche.
Desde entonces se propuso jamás volver a abrir el armario cuando Rose estuviera ahí; es decir, nunca. Ni si quiera estaba seguro di si podría dormir esa noche después de ver esa sonrisa tan espantosa.
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Al día siguiente despertó con un dolor fatal en la mano, por supuesto no se había desinfectado y aun mantenía el trapo que Evelyn le había puesto. Rose como era de costumbre se hizo notar al asomarse entre la apertura de las puertas del armario. Tenía el día totalmente libre, sin escuela ni trabajo, por lo que no tenía una idea sobre que hacer.
— ¿Acaso huelo sangre? —preguntó.
— ¿Eres un vampiro acaso? —cuestionó.
—No necesito ser un vampiro para hacer eso. —aclaró. —Los demonios, revenant y muchos otros también pueden.
—Aquí es donde me pregunto qué tipo de entidad eres. —dijo confuso.
—Es complicado. —respondió. —Serkins intentó averiguarlo y tampoco lo supo.
—Sí, eso me lo dejó en claro. —dijo entre dientes. Se levantó de su cama y acto seguido, tomo un poco de ropa y fue al baño.
Una vez se cambió, retiró el trapo de su mano y la mojó un poco para quitar la sangre y algunos trozos de vidrio. Después sacó un kit de primero auxilios que había estado ahí desde que llegó a ese departamento.
Minutos después de una dolorosa curación, finalmente se vendó la mano; al salir se dirigió a la cocina para prepararse un café, después escuchó que alguien tocaba la puerta y Zerek salió tan rápido de su habitación que tropezaba con cada paso que daba. Al abrir la puerta, había una chica realmente linda pero sumamente molesta esperando, tal vez se trataba de esa tal chica: Lucy, de la que Zerek había estado hablando el día anterior.

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Sombras De Medianoche
ParanormalRobbie es un joven con una habilidad increíble para poder ver fantasmas. A sus 23 años, se muda a la ciudad de Chicago y posteriormente encuentra trabajo en una peculiar tienda de antigüedades, pero nunca pensó que en aquella tienda habría algo que...