Cap. 1

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El dolor de cabeza no cedía, había tomado varias pastillas y ninguna hacía efecto. Estaba harto. 

—¡Tenemos que reclutar más gente! —Taehyung gritaba exasperado—. ¿Qué pasa si hay una guerra? ¡Necesitamos tener formaciones! 

—No grites —gruñó molesto—. Se han reportado bastantes personas para ser reclutados, no veo el problema. 

—Si, pero no todos son aptos, lo sabes —el hombre suspiró —. Y no quiero entrenar sólo a cinco personas aptas, necesitamos que sean más. 

—Entonces manda gente a secuestrar gente y que los traigan —soltó con fastidio—, haz lo que quieras, pero deja de joderme. La cabeza me está matando. 

El hombre suspiró cansado —Eres el capitán, ¿puedes tomarte esto más en serio?

—¿Crees que no lo hago? —preguntó ofendido—. Estoy escuchando tu mierda desde hace una hora, ya te dije que esperes a fin de mes, deberá llegar más gente y será todo, déjame en paz, tengo que entregar el informe de la operación pasada. 

Taehyung asintió, se puso recto, manos en los costado, alzó la mano derecha y la llevó a su frente, como señal de respeto a su superior, la bajó y se retiró apropiadamente del lugar. 

Una vez solo, suspiró. 

Los altos mandos estaban detrás de él, también compartía la preocupación del Teniente Kim, ¿pero qué podía hacer? Esa misión se la había encomendado al hombre, así que él debía ser capaz de realizarla. 

Suspiró frustrado, si la próxima operación llegaba a salir mal, podía ir despidiéndose de su grado. 

Y eso le aterraba.

Continuó con su informe hasta que su puerta fue golpeada con fuerza, se puso de pie de inmediato y entró el sargento Kim con su semblante poco amigable habitual. 

Saludó de manera apropiada y se quedó recto, como una estatua. 

—Capitán Jeon —el hombre saludó y puso sus manos atrás de su espalda—. ¿Cómo va con el reclutamiento de los nuevos cabos? 

—Estoy en eso señor, se ha reportado poca gente de la esperada, pero esperaremos a fin de mes para cerrar la convocatoria. 

El sargento asintió —Apresurese, todo parece indicar que en medio año habrá una guerra en contra de Corea del norte por el territorio. 

Jeon parpadeó un poco por la confusión. 

—¿Por qué de repente? 

—Es lo que me pide el gobierno —el sargento Kim sonrió—. Así que prepara bien a esos hombres para que al menos duren una hora en el campo de batalla. Vamos a necesitar bastantes. 

Le recorrió un escalofrío, pero asintió. 

Así eran los asuntos ahí, lo sabía. 

El sargento Kim se retiró y cuando nuevamente estuvo solo, suspiró. 

—Entonces vamos a tener que sacar gente debajo de las piedras —dijo al aire.

Se llevó su mano a la cien y comenzó a masajear con fuerza, debía ser una broma, ¿Una guerra en contra de Corea del norte? El gobierno estaba loco, pero su trabajo no era cuestionar las decisiones del gobierno, su trabajo era acatar órdenes. 

Así que, sólo pudo pensar en más opciones para el reclutamiento de las personas.

Si eso salía mal, podía olvidarse hasta de seguir con vida. 

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