Los vecinos
Faella
Llego a mi casa con los ánimos por el piso. Me acabo de mudar a una casa en la playa, dirán que eso es algo bueno, pero es que yo odio la playa con toda mi alma. Y también me gustaba más mi casa anterior.
Dejo la mochila en la entrada y saludo a Gomita —mi perro—. Gomita mueve la colita animado como siempre.
Tan lindo mi bebe.
El es un cachorro golden retriever de cuatro meses. Es muy chiquito aun, pero ya sabe algunas cosas.
Avanzo hasta la cocina en donde están mis papás conversando. Hay cajas por todos lados en la casa. Tu volteas a algún lugar y hay una caja.
No saludo a mis papás, porque están conversando muy animadamente y no quiero molestar, así que me voy hasta mi pieza. Hay cajas por todos lados, ropa tirada y la cama no está hecha.
Me tiro en mi cama, y me quedo mirando el techo pensando en todo lo ocurrido hoy.
Primero me empezaron a molestar con una chica, y nadie me quería decir quien era. Después fui a la biblioteca a buscar el anuario y resulta que le pase a pegar con este en la cabeza.
El golpe ni le dolió, creo que ya esta acostumbrada a que le peguen en la cabeza. Luego tuve una charla con ella y resulta que es bien rara, pero igual es simpática. Después fui a clases de inglés y ahora estoy aquí en mi nueva casa tirada en mi cama.
Que día más raro.
—Hola hija... —mamá asoma su cabeza por la puerta de mi pieza. —¿Como te fue en el colegio?
—Mal, como siempre. —contesto. Es la verdad, nunca me ha ido bien, siempre es un asco y me la paso sola.
—Faella, no puede ser tan malo. —mamá se apoya en el marco de mi puerta.
—¡Si lo es! —exclamo—¡Literalmente no tengo amigos, así que es una tortura ir!
Siempre se me hizo difícil sociabilizar. Nunca tuve muchos amigos, y creo que actualmente no tengo ninguno. Todos en el colegio parecían ignorarme... hasta hoy.
Por alguna razón ahora toda la generación me conoce, y gracias a esa tal Malkie.
Descubrí que es muy popular en el colegio entero, y que es amiga de hasta los niños de primero básico.
—¿Sabes? Los vecinos del al lado tienen como cinco hijos. Podrías ir a hablarles y ver si alguno de todos ellos tiene tu edad. —mamá forma en los labios una sonrisa pícara—Y vi que uno de los chicos estaba guapo.
—¡Si te vas a juntar con la gente de al lado que sea en un ámbito amistoso! —grita papá desde otro cuarto. —¡Todos los de ahí son negros!
—¿Y que tiene? —pregunta mamá.
—¡Que una chica blanca y un tipo negro no se ve bien!
—Amor, cierra la boca y deja de ser tan racista. —mamá lo reta—¡Y mi hija puede andar con quien quiera! ¡Porque la aprobación la doy yo, no tu!
—También es mi hija. —reclama papá.
—¡Te dije que cerraras la boca!
Papá no responde. Mi papá le tiene mucho miedo a mamá, pero no lo admite. Aunque no lo culpo, mamá enojada da mucho miedo.
—Podrías ir a la playa con Gomita, a dar un paseo. —mamá sugiere—Para que no estés encerrada todo el día. Además así te da un poco el sol.
—Bueno. Como quieras. —contesto. Me levanto de mi cama sin ánimos.
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Un error terriblemente perfecto
RomanceMalkei, una chica muy conocida en la escuela por ser una buena jugadora de básquet, es afectada por un error que ni siquiera ella provocó. Pero lo peor es que eso ha hecho que la molesten con Faella, una chica que ni siquiera sabia que existía. ¿Est...