Capítulo 3

2.1K 181 210
                                    

Tía Joss la consejera familiar

Joss

Vivo en la casa de mi mejor amigo desde que tengo veinte años. Al principio me mude para ayudarlo a cuidar a Malkie y a Abby cuando estaban recién nacidas mientras estudiaba, pero al final me encariñe con ellas y me quedé.

Fue mi acto bondadoso de la vida.

Y ahora vivo en la casa de mi mejor amigo como una "mantenida". Bueno, así le llaman los niños, y la verdad es que es medio verdad, aunque yo si le pago renta a Malia.

Aunque Kienan eso no lo sabe.

Ella me dijo mil veces que no es necesario, pero no tengo nada más que hacer con mi dinero. Solo se acumula en mi cuenta de banco y nadie lo ocupa.

Tengo una empresa de arquitectura, o más bien mi papá la tiene, pero ahora me hago cargo yo, aunque realmente no lo hago. Deje a gente a cargo de ella y yo no hago nada.

Me encanta mi trabajo.

—Tía Joss —alguien se sienta a mi lado en el sillón. —. ¿Estas ocupada?

—¿Si te digo que si te vas a ir? —le pregunta a Nika, este niega.

—Tengo un problemon, ¡si mamá se entera me mata!

—No creo que sea tan grave. —trato de tranquilizarlo.

—¡Si es grave!

—Cuéntame, soy toda oídos.

Esta es mi función ahora mismo. Escucho a todas las personas de esta casa. La verdad es que no tengo nada más que hacer, y sus problemas me entretienen, así que no me quejo.

—Prométeme que no le vas a decir a nadie, ni siquiera al perro, ni el sabe este secreto. —Nika me extiende la mano, mostrándome el dedo meñique.

—Te lo prometo. —con mi dedo meñique tomo el suyo.

—Ya me prometiste que no se lo ibas a decir a nadie, si lo haces te mueres.

—Si, si, ya se.

—Bueno... —hace una pausa larga.

Para tener ocho años es bien dramático.

Salió al papá.

Ja, ja. No se necesita prueba de ADN.

—La cosa es que le mentí a mamá dos veces en una semana, ¡y esta mal!

Aw, cosita.

Si supiera todo lo que le mentía yo a la mía.

—¿Que le dijiste?

—¿Te acuerdas de que te había dicho que tenia una prueba de Alemán super importante? —pregunta. Asiento. —Yo le dije a mamá que había estudiado, y que me iba a ir bien, pero en verdad no había estudiado nada.

Un error terriblemente perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora