Cena con los vecinos
Malkie
—¡En dos semanas nos graduamos! —chilla Alexa, con fuerzas, como si quisiera romperme los putos tímpanos, apenas entra a la cocina de mi casa.
Para ser tan enana grita demasiado fuerte.
—Ya se, todos lo sabemos, no grites. —digo, tratando de que no vuelva a chillar.
Luca y Alexa vinieron a mi casa, porque vamos a ir a la playa a hacer puras mierdas sin sentido, porque no tenemos vida social alguna.
Lo normal.
Ya no hace frío, así que ya nos podemos meter al agua sin ningún problema. No vamos a morir congelados en esta.
—Hola, Malk. —papá saluda con una sonrisa gigante cuando los tres nos paramos en la cocina. —Hola Ale. Hola Luca.
Por fin, se aprendió los nombres de mis amigos. Llevan viniendo a mi casa desde los seis años y no se había aprendido sus nombres.
Aunque no me sorprende, mi mamá me pregunta en que curso voy aun.
—Hola Kienan. —saluda Alexa con una sonrisa.
—Hola... —saluda Luca tímidamente.
Le tiene miedo a mi papá.
Es demasiado gallina. Aunque igual le tiene miedo, porque es un negro que tiene más músculos que cabeza y probablemente lo mande a volar con solo tocarlo.
—Bueno, tu mamá me dijo que te dijera que a las ocho van a venir a cenar los vecinos nuevos —dice papá, muy alegre—. También me dijo que te dijera que te pongas ropa decente, sino ella te iba a elegir la ropa.
—Yo me encargo de eso sin problemas —Alexa me mira con una sonrisa pícara. —. Tienes que verte linda para Faella. —murmura, solo para que yo la escuche.
—Chupala... —murmuro.
—Papi —Nika entra a la cocina con muchos ánimos, con el teléfono de Abby en la mano. —, ¿me puedes comprar unos de estos?
En la pantalla se muestran unas figuritas de unos caballos de colores.
¿Enserió Abby le dejo agarrar su teléfono? Una vez lo agarre yo y me pego tan fuerte que acabe llorando.
Tiene demasiado porno ahí.
—Hijo, eso es de niñas. Te compro lo que sea, pero que sea de hombres. —dice negando con la cabeza.
—Pero papi...
—Pero nada, búscate algo de hombres.
Nika se va de la cocina desanimado. Pobresito, después yo le voy a comprar ese juguete.
Aunque parezca que no quiero a las ratas muertas de mis hermanos, muy muy muy muy muy en el fondo si los quiero un poco.
—Papá, no seas pesado. Es solo un maldito juguete.
—Es que no quiero que se vuelva gay. —contesta.
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Un error terriblemente perfecto
Roman d'amourMalkei, una chica muy conocida en la escuela por ser una buena jugadora de básquet, es afectada por un error que ni siquiera ella provocó. Pero lo peor es que eso ha hecho que la molesten con Faella, una chica que ni siquiera sabia que existía. ¿Est...