9-. Disciplina Estricta

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El pelinegro subió escaleras arriba hasta llegar al cuarto piso donde se encontraría con los demás aún desayunando tranquilamente, fue Brutus quien se tomó la molestia de dejar de comer para señalarle su plato, aunque ya estaba algo frío.

Rigs se sentó y probó un poco, claro que por la temperatura en la que se encontraba reaccionó con una mueca de disgusto que rápidamente ocultó por respeto a Amy y tragó hasta terminar.

Así lo hicieron los demás hasta que finalmente quien se dignó a romper el silencio que los acogia a todos en esa comida fue precisamente la chef.

Amy-. Ya que todos terminaron me gustaría que me dejen sola con nuestro nuevo inquilino, son libres de dejar el plato en el fregadero e irse.

Todos obedecieron, levantando cada uno sus platos, vasos y cubiertos y dejándolos donde se les indicó, retirándose en silencio abandonando el cuarto piso, excepto Amy y Rigs.

Rigs-. ¿Y qué es ésto? ¿Me vas a hacer un interrogatorio acerca de por qué no agradecí por la comida?

Amy-. Escúchame una cosa, rojitas... -Se levantó llevando su plato con los demás.

Rigs-. Oh, ese apodo... -Susurró nostálgico y con malicia recordando a Pascal.

Amy-. Ven para acá. -Señaló la entrada a la cocina.

Rigs se levantó y dejó los platos en la mesa, al estar a la entrada de la cocina se recargó en el marco cruzándose de brazos después de ponerse sus lentes de sol.

Rigs-. Pff, me vas a regañar por no darte las gracias por la comida.

Amy-. No, sólo te diré que ésta es mi casa y como tal, yo soy la que pone el órden.

Rigs-. Ajá.

Amy-. Así que mi trabajo es bajarte de tus nubes. -Delicadamente llevó su mano derecha al florero que tenía a la derecha, sacando una rosa color azul.

Rigs-. ¿Bajar mi ego? ¿Cómo bajas algo que ni siquiera alcanzas?

Amy-. Haciendo cortes. -Lanzó entonces contra el rostro de Rigs la rosa como si de una daga arrojadiza se tratara.

Y parecía que así había sido, pues la charnela derecha de los lentes oscuros de Rigs habían recibido un corte directo que destrozó esa parte, y por ende el accesorio perdió estabilidad abandonando el rostro sorprendido de Rigs y cayendo al suelo, rotos.

Rigs-. ¿¡Qué demonios fue eso!? -Se impulsó levemente para abandonar la posición en la que estaba, adoptando una postura rígida y asustada, la rosa lo tomó por sorpresa.

Amy-. Las llamo cariñosamente rosas daga... Me encargo de nutrir mis rosas con las vitaminas y minerales que requieren para crecer con fuertes tallos que posteriormente afilo con un cuchillo hasta que lo que solía ser el tronco de la rosa se convierta en una hoja tan afilada cómo una daga.

El contrario se llevó un par de dedos a su rostro tocando su sien y parte de su oreja derecha, éstas partes habían sido rasguñadas y de sus heridas brotaba un poco de sangre.

Amy-. Adoro el color azul para éstas rosas por ello también tengo una plantación de índigo para teñir el agua con la que alimento a las rosas... El resto es historia.

Rigs-. ¿Ya terminaste...?

Amy-. Por supuesto que no, no eres el niño mimado de papi aquí eres un adulto responsable de sus actos y estás en la misma lata de sardinas que todos aquí, así que no te quiero ver de engreído o el siguiente corte irá más a la izquierda muchacho... -Se dio la vuelta para colocarse unos guantes y sacar un papelito de su bolso junto a una lapicera, ese papelito es presumiblemente la copia original de sus reglas, y le añadía más. -. O quizás la rosa sea negra... Hm, depende de mi humor tus posibilidades de sobrevivir. -Susurró para sí misma.

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⏰ Última actualización: Aug 26 ⏰

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