Capítulo 11: Una Noche para Recordar (Lucas)

47 3 0
                                    


La mañana comenzó con un aire de anticipación y esperanza. Después del día mágico que pasamos juntos en París, decidí que quería expresar mis sentimientos hacia Sophie de una manera especial y única. Me levanté temprano, sentado en la pequeña mesa de mi habitación, y escribí una carta, esperando que mis palabras pudieran transmitir lo que mi corazón sentía.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Querida Sophie,

Desde el primer destello de tus ojos hasta la última risa compartida, cada momento contigo ha sido un verso en la poesía en mi vida. Nuestro día en París no fue solo una caminata por la ciudad, sino una danza delicada entre dos almas que se encuentran, descubriendo la belleza en los pequeños gestos y las palabras susurradas y hasta en las palabras no habladas.

La manera en que tu sonrisa ilumina el mundo alrededor, cómo tus ojos brillan con cada nueva maravilla descubierta, y la melodía de tu risa que resuena en el aire... Todo en ti es un recordatorio constante de la alegría, la conexión que solo soñaba encontrar y que solo existe en los libros.

Esta noche, deseo invitarte a una cena en Le Ciel de Paris, un lugar donde las estrellas parecen estar a nuestro alcance y la ciudad del amor se despliega ante nosotros en todo su esplendor. Quiero compartir contigo no solo una cena, sino un momento eterno donde podamos dejar que nuestras almas hablen, descubriendo nuevas profundidades en nuestra conexión.

Quisiera que esta noche fuera un poema, cada palabra y mirada, una línea escrita en el libro de nuestros recuerdos. Encontrémonos en la entrada de Le Ciel de Paris a las 7:00 p.m. Estoy ansioso por verte una vez más.

Con afecto y anhelo,

Lucas

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Después de dejar la carta en la puerta de su habitación, me dirigí al centro ecuestre, el palacio de Versalles, para prepararme para la competencia de Cross Country en equitación. La jornada comenzó temprano, con el sol apenas asomándose sobre el horizonte. El ambiente estaba lleno de energía, con jinetes y caballos preparándose para la prueba. El Cross Country es una de las pruebas más desafiantes y emocionantes en la equitación, conocida por su combinación de velocidad, resistencia y habilidad técnica.

El recorrido de hoy estaba lleno de obstáculos naturales y artificiales, diseñados para poner a prueba tanto al jinete como al caballo. Mientras me dirigía a la pista de calentamiento, sentía una mezcla de adrenalina y concentración. Mi caballo, Pakal, estaba enérgico y listo para la prueba. Acaricié su crin suavemente, tratando de calmar mis propios nervios y los suyos, si es que los tenía.

La señal de partida sonó, y salimos disparados. Cada obstáculo requería una precisión absoluta: saltos de troncos, zanjas, y barreras de agua que desafiaban nuestro trabajo en equipo. Podía sentir el ritmo de Pakal bajo mí, la fuerza de sus músculos mientras nos impulsaba a través de cada desafío. A mitad del recorrido, sentí un pico de energía, una conexión perfecta entre nosotros. Pakal respondía a cada comando con precisión y gracia, y comenzamos a ganar tiempo valioso.

La parte más difícil del recorrido era un complejo de saltos estrechos y altos, seguido de un giro brusco hacia una pendiente empinada. Mi corazón latía con fuerza mientras calculaba cada movimiento. Nos acercamos al obstáculo con determinación; sentí a Pakal tensarse y luego saltar con una fuerza impresionante. Superamos el complejo y la pendiente con una fluidez que me llenó de orgullo y alivio.

Un Amor OlímpicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora