El aire estaba cargado de esa tensión que solo se siente antes de una tormenta, aunque el cielo parecía claro. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba hacia el jardín detrás de la villa olímpica, ese lugar que siempre me había dado un respiro de las responsabilidades y las expectativas. Pero hoy no sentía esa paz. Hoy, todo en mi interior estaba agitado, como si una tormenta hubiera estallado dentro de mí, llevándose consigo la tranquilidad que solía encontrar en Lucas.
No había sido fácil estos últimos días. Lo sentía en cada respiración, en cada mirada que intercambiábamos sin saber qué decir. Los rumores de la prensa, las miradas inquisitivas de nuestros compañeros, todo eso nos había afectado más de lo que estábamos dispuestos a admitir. No éramos nosotros mismos. Y, lo peor de todo, no habíamos tenido el valor de sentarnos a hablar de lo que realmente estaba sucediendo. Como si, al ignorarlo, pudiéramos mantener todo bajo control.
Me senté en el banco de siempre, aquel donde tantas veces habíamos compartido momentos preciosos, risas y confesiones que ahora parecían tan distantes. El frío del asiento me hizo estremecer, o quizá fue la realidad de lo que estaba por venir. No sabía si estaba lista para enfrentar lo que Lucas iba a decir, pero tampoco podía seguir escondiéndome de lo que ya estaba presente entre nosotros. Algo se había roto, y era tiempo de confrontarlo, de decidir si podíamos arreglarlo o si todo había cambiado para siempre.
Escuché sus pasos acercándose, y mi corazón se aceleró. Sabía que era él antes de verlo, antes de sentir su presencia cerca. Lucas siempre tenía una forma única de moverse, como si flotara entre la gente, ligero pero firme. Era algo que siempre había admirado de él. Pero hoy, esa ligereza parecía estar cargada de una especie de tristeza, como si cada paso que daba hacia mí lo desgastara un poco más.
—Sophie... —su voz llegó suave, casi rota, y de inmediato supe que esto iba a doler. Se sentó a mi lado, pero mantuvo cierta distancia. No era el Lucas que conocía, ese que siempre buscaba contacto, que siempre encontraba una forma de tocar mi mano, mi hombro, de recordarme que estaba ahí. Hoy, parecía inseguro, como si no supiera si tenía el derecho de estar tan cerca de mí.
Durante unos segundos, ninguno de los dos dijo nada. El silencio entre nosotros era palpable, lleno de tantas palabras no dichas, de tantos sentimientos reprimidos. Yo tampoco sabía por dónde empezar. Había tanto que quería decirle, pero al mismo tiempo, todo parecía demasiado grande para ponerlo en palabras. Me dolía. Nos dolía a ambos.
—Tenemos que hablar. No puedo seguir así —dijo finalmente, rompiendo ese silencio que tanto miedo me daba—. No podemos seguir así.
Su voz estaba cargada de una tristeza profunda, una que resonaba en mi propio corazón. Me mordí el labio, tratando de contener las lágrimas que ya empezaban a acumularse en mis ojos. No quería llorar. No otra vez. Pero la realidad de lo que estábamos viviendo era más de lo que podía soportar.
—Lo sé, Lucas —susurré, mi voz temblando apenas—. Yo tampoco puedo seguir así.
Sentí su mirada fija en mí, pero me negaba a encontrarme con sus ojos. Tenía miedo de lo que podría ver en ellos. ¿Desilusión? ¿Dolor? No estaba segura si podía soportarlo. Habíamos pasado por tanto juntos, tantas pruebas, tantos momentos difíciles. ¿Cómo habíamos llegado a esto? ¿Cómo habíamos dejado que el ruido exterior, que las voces de los demás, nos arrebataran lo que habíamos construido?
Lucas movió su mano lentamente, buscando la mía. Y cuando finalmente sus dedos tocaron los míos, una oleada de emociones me inundó. Su tacto, ese que tantas veces me había reconfortado, me recordó lo mucho que habíamos compartido. No era solo una relación cualquiera. Lo nuestro era especial, o al menos, lo había sido. Y quería que volviera a serlo.

ESTÁS LEYENDO
Un Amor Olímpico
Novela JuvenilEn las olimpiadas de París 2024 dos atletas de alta gama se conocen . Él es un atleta de salto ecuestre Británico y ella una gimnasta Candiense. Los dos atletas de las mejores naciones en las competiciones deportivas se conocen el día de la inaugura...