CAPITULO 42

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El rey demonio Astaroth y su esposa, la reina demonio Marian, se acercaron a Nadia con sonrisas en sus rostros. "Estamos orgullosos de ti, querida hija", dijo el rey Astaroth. "Has encontrado un gran amor con Diablo y estamos felices de ver que eres tan feliz".

La reina Marian también habló, "Sí, Nadia, eres una joven fuerte y valiente. Estamos seguros de que serás una gran reina al lado de Diablo".

La segunda princesa, Mimosa, se acercó a Nadia y le dio un abrazo. "Hermana mayor, estoy muy contenta contigo. Que seas muy feliz".

Nadia respondió en modo tsundere, "Si, hermanita... muchas gracias". Pero entre dientes, murmuró, "Te odio, hermanita Mimosa".

Mimosa no pareció notar el comentario sarcástico de Nadia y siguió sonriendo. "Estoy tan feliz de que hayas encontrado el amor, hermana mayor. ¡Tienes que contarme todo sobre Diablo!"

Nadia puso los ojos en blanco y suspiró, pero no dijo nada más. Diablo, que estaba sentado al lado de Nadia, notó la interacción entre las hermanas y sonrió. Sabía que Nadia y Mimosa tenían una relación complicada, pero estaba feliz de ver que Mimosa estaba siendo amable con Nadia en ese momento.

Después de terminar el banquete, el rey humano Arturo y la reina humana Brisa se levantaron y se dirigieron a su nieto Diablo y a Nadia. "Los reyes humanos, queridos amigos y familiares", comenzó el rey Arturo, "mi nieto Diablo tiene unas palabras que decir a su prometida Nadia".

Diablo se levantó y se acercó a Nadia, sacando una pequeña cajita de su bolsillo. "El abuelo me pidió que me dirigiera a ti, Nadira", dijo, inclinándose hacia ella.

Nadia se sonrojó y se inclinó también, mirando la cajita con curiosidad. Diablo abrió la cajita, revelando un hermoso anillo de oro con un diamante brillante.

"Nadia, ¿te casarías conmigo?", preguntó Diablo, mirándola con amor y esperanza.

Nadia se emocionó y asintió con la cabeza, sonriendo. "Sí, sí, me casaré contigo", dijo, con lágrimas de felicidad en sus ojos.

La sala estalló en aplausos y vítores, con todos los presentes felicitando a la feliz pareja. El rey Arturo y la reina Brisa se acercaron a ellos, abrazándolos y besándolos en la mejilla.

"¡Felicidades, queridos!", exclamó el rey Arturo. "¡Que tengan un matrimonio feliz y próspero!"

La reina Brisa también habló, "Sí, queridos, siempre estarán en nuestros corazones y en nuestras oraciones".

La Sombra que se Convierte en Salvación "La reencarnación del rey demonio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora